Amenazada por ataques en la Segunda Guerra Mundial, aislada y llena de innumerables anécdotas sobre quienes llevaron a cabo la nacionalización del petróleo, esta colonia situada precisamente frente a la Refinería Francisco I. Madero vio nacer a las primeras generaciones de maderenses para finalmente desaparecer.
Suscríbete a la edición digital de El Sol de Tampico aquí
DE INGLATERRA, HOLANDA Y MÉXICO
Fueron los trabajadores ingleses que llegaron con el frenesí del oro negro los que iniciaron la instalación de las casas en la zona frente a la planta refinadora “El Águila”, entonces a este sector se le empezó a conocer a partir de 1914 como la colonia Águila, instalándose ahí los altos mandos de la refinería y sus familias.
Además de ingleses y holandeses, en la colonia también empezaron a vivir trabajadores mexicanos que provenían de distintas ciudades del país, incluyendo a los 10 que organizarían más adelante la toma de la planta al momento de decretarse la expropiación por parte del general Lázaro Cárdenas en 1938.
Los colonos de Refinería -junto a los habitantes de los poblados de La Barra, El Tinaco y Árbol Grande- solicitaron la independencia de Tampico y formaron una nueva ciudad en 1924, que sería llamada Francisco I. Madero y una vez expropiada la planta procesadora también llevaría el nombre del apóstol de la Revolución.
CASI 400 VIVIENDAS
Desde sus inicios, la colonia contaba con todos los servicios: luz, agua potable y recolección de basura. Además, tenía diversas canchas deportivas, campo de golf, alberca y plaza cívica donde se proyectaban películas, así como una capilla y un salón para eventos.
“Las primeras casas iban numeradas del 1 al 100 y había las 200 que estaban en la parte que se conoce como el “Siete y Medio”, todavía había las 300 que eran para el lado de la playa, se hablaba de entre 400 viviendas de lo que fue toda la colonia Refinería Madero, que pasó a ser de los trabajadores una vez que se concretó la expropiación”.
Comenta José Guadalupe Díaz González, hijo de Manuel R. Díaz, quien llegó de Durango a vivir a esta colonia en 1918 y líder del “Grupo de los 10”, que organiza las estrategias y acciones previas a la Expropiación Petrolera, hasta asumir el control técnico y administrativo de la refinería de Madero.
“TENÍAMOS TODO DENTRO DE LA COLONIA”
Don José Guadalupe y sus 13 hermanos, como muchos otros de sus habitantes, nacieron en las casas de la colonia Refinería, por lo que pueden considerarse entre los primeros niños de la nueva ciudad que vivían precisamente dentro de la propiedad federal que abarcaba la planta y a la cual se tenía que llegar por el tranvía que llevaba a los trabajadores desde Tampico.
“Al estar ahí todo, una tienda para compras, la escuela, la iglesia y campos deportivos, se creó una gran comunidad. La convivencia, las vivencias de los primeros años de nuestras vidas generaron una identidad y al estar en cierta forma aislada, hizo que de alguna manera esta parte fuera como una gran familia”, añade.
Cada familia se identificaba de acuerdo con la parada del tranvía, los del “Siete y Medio”, “La Comisaría”, “Refinería” y el “Bosque”, señala por su parte Felipe García Tenorio, también excolono del sector.
“Teníamos todo dentro de la colonia, incluso se proyectaban películas. Ahora que ya no existe la colonia físicamente nos seguimos reuniendo y donde nos juntamos ahí está nuestra querida colonia”.
Alrededor de 1990 Petróleos Mexicanos (Pemex) determina que el área de la colonia se convierta en un cordón de amortiguamiento ambiental, permitiendo que sus habitantes se lleven sus casas de este sector, quedado en la zona la capilla y la Escuela Primaria “Artículo 123”, que tiene poco más de 90 años operando.
Al ya no existir este sector, en diversas ocasiones los habitantes de La Refinería se han reunido en distintos lugares para seguir preservando su identidad, compartiendo sus anécdotas y las vivencias que como parte de la fundación de Ciudad Madero tienen en común. Ellos están convencidos que donde se encuentren, ahí seguirá su historia y ahí estará también su amada colonia, así como los sueños y aventuras de su niñez.