Con una misa en la Iglesia del Santo Ángel seguida de una merienda, padres, familiares y amigos de los jóvenes jugadores de futbol americano Gustavo de Jesús Orozco Castillo, Federico Ancona Antimo, Ernesto Adrián Chávez Galván y Mario Alejandro Cabrera Arriaga, recordaron su memoria a tres años del fatídico accidente que cambió de tajo sus vidas.
La pasión en común por este deporte los unió y junto a tres amigos más que resultaron heridos, se dirigían a San Luis Potosí a disputar un partido, encuentro al que nunca llegaron debido a que la camioneta Ford Expedition en que viajaban volcó en la súper carretera Río Verde-San Luís Potosí, aquel 7 de mayo del año 2016.
El matrimonio formado por la señora Ana María Castillo Morales y don Ricardo Orozco García, padres de Gustavo de Jesús Orozco Castillo, el más joven del grupo con tan sólo 19 años de edad, detallan que este tiempo “ha sido mucho muy doloroso, aún esperamos que Gustavo regrese, porque él nos dijo que iba a regresar, que dejáramos todas sus cosas como las había dejado”.
Recuerdan que su hijo estaba estudiando, tenía muchos sueños y muchas ilusiones, además de jugar futbol americano levantaba pesas; “era un muchacho sano dedicado a cosas buenas, su pasión era el futbol americano y el estudio, en este próximo diciembre se recibiría en el IEST, tenía muchos planes a futuro”.
La señora Ana María confiere que el perder un hijo “es un dolor tan grande, aunque pasen los años no se quitará, es algo muy difícil porque pensamos que nuestros hijos son quienes nos van a enterrar, y cuando esto sucedió nos quedamos con la boca abierta, nunca nos imaginamos lo que íbamos a ver cuando acudimos a reconocer los cuerpos de los muchachos”, recuerda con tristeza.
Para ellos y los padres de los otros jóvenes que también perdieron la vida en el accidente, han sido tres años muy difíciles, “es algo que no se le desea a nadie”, añaden.
A tres años de la tragedia ambos coinciden en señalar que si tuvieran aunque sea por un instante a Gustavo frente a ellos, “quisiéramos darle un beso y un abrazo, si Dios nos diera esa oportunidad lo abrazaríamos y ya no lo soltaríamos para que ya no se lo llevara”, más al saber que esto es difícil agradecen al Señor por tener un ángel más que los cuida desde el cielo.