Entre las 20 manzanas trazadas para conformar Santa Anna de Tampico en 1823, estuvo la que correspondió a la llamada Plaza de Armas, ahí se establecerá el centro político religioso y comercial del nuevo puerto, pero también la primera fuente de agua potable para la recién fundada población.
Al mismo tiempo que se acondicionaban calles y lotes para las viviendas, se fueron identificando también varios veneros que escurrían sobre la zona de lo que iba a ser la traza urbana, quedando algunos en los predios principales como la plaza y donde más tarde se erigiría la catedral de Tampico.
Era una costumbre contar con un almacenamiento de agua
Adrián Pérez Sobrevilla, historiador de la ciudad, señala que además del pozo que se encuentra en la esquina Poniente de la Plaza de Armas también se tenían varios más, por las calles Emilio Carranza y Sor Juana Inés de la Cruz, así como al interior de la Catedral de Tampico, todos funcionando para brindar agua potable a la ciudadanía que así lo requería.
"Desde estas norias, con carretas de mulas y cubetas cuadradas de lámina, se llevaba agua a las casas y algunos comercios de la ciudad, el acarreador y su "maroma" eran parte del paisaje diario.
Un oficio muy útil en esos tiempos, pues facilitaba el vital líquido a la gente y su trabajo era con un esfuerzo muy grande para cumplir con todos los pedidos solicitados", agrega.
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Señala que en todo ese sector de la zona centro y sus alrededores había manantiales y las personas creaban sus propias norias para obtener el agua potable, pues era algo común que en las viviendas también se tuvieran aljibes para captar el agua de la lluvia, como era la Casa Fernández o la Gándara, que tienen sus cisternas para acumular este recurso
“De esta forma las familias podían contar con el líquido para todas las necesidades diarias, además que en esa época había una gran abundancia de agua, por lo que se podía ir captando en grandes cantidades, que almacenaban en este tipo de infraestructura que tuvo desde hace más de un siglo”, expresa.
Hace casi 90 años se empezó tratar el agua para venderla como producto
Añade que estaban identificadas diversas corrientes de los veneros en el trazo de la ciudad y las personas ubicaban dónde podrían encontrar el escurrimiento para realizar los pozos, pues fueron la primera fuente de agua potable que se tuvo en el puerto y saber dónde estaba, así como en su construcción, se requería de una técnica especial.
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Menciona que el ubicado en la plaza principal de Tampico sería el primero de los que fueron tomados como fuentes públicas de agua potable y la realización seguramente fue hecha por los encargados de estructurar las calles y hacer el trazado de la ciudad, es decir, las primeras autoridades del puerto.
Será hasta finales de los años de 1930 o principios de la década de 1940 cuando unos comerciantes españoles empiezan a vender el agua tratada, comenta Adrián Pérez Sobre Villa, negocio que se ubicada por la zona de la Laguna del Carpintero y quienes con una carreta de mulas iban casa por casa ofreciendo "el agua de tomar".
"Rodolfo Gallegos Casados, fue el fabricante de la "Zarza Cola", bebida muy popular entre la población y luego esa máquina se la vendió a Leo Fleishman, que ya tenía la embotelladora del refresco Pureza antes de Coca Cola.
Después el señor Gallegos comenzó ya con el agua Pluvio Pura del Carmen, una de las primeras tratadoras que operaron en la ciudad".
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Quedan los pozos sin uso por muchos años y la crisis los reactiva
Esta idea de negocio empezó a prosperar y varias empresas idénticas surgieron entonces en Tampico, por lo que poco a poco se fue dejando de utilizar los pozos que se tenían en la zona centro.
Sin embargo, en las colonias de la periferia aún se siguieron usando hasta finales de 1960, cuando el agua corriente en las tuberías ya fue abarcando gran parte de la ciudad.
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En la contingencia de 1955, cuando el ciclón Hilda azotó al puerto, tanto el pozo de la Plaza de Armas como el de la Catedral volvieron a reactivarse, ya que toda la infraestructura quedó destruida y fue necesario dotar de agua potable otra vez directo de los veneros de la ciudad, pero una vez que pasó esta emergencia volvieron a clausurarse para permanecer así hasta nuestros días.
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Tampico fue catalogada a mediados de los años de 1950 como la segunda ciudad más húmeda del mundo, debido a que las lagunas y los ríos que la rodeaban creaban un ambiente muy bochornoso, situación que ha transformado de manera drástica con el cambio climático que alcanzó ya esta región y ahora se ha convertido en una de las zonas donde la sequía impactó y los pozos de entonces se han reactivado.