Era sábado el 9 de mayo de 1942, en plena primavera de hace 77 años, cuando las aguas del Golfo de México comenzaron a registrar los estragos de la Segunda Guerra Mundial y el ataque frontal a las embarcaciones nacionales.
Habían pasado apenas siete meses del ataque al puerto estadounidense de Pearl Harbor por la armada japonesa, el domingo 7 de diciembre de 1941, y tres meses de la posesión del Imperio Británico en Hong Kong, Malasia y Singapur en febrero de 1942.
Parecía que los bombardeos en la vieja Europa eran ajenos a los mexicanos, hasta que comenzó la ofensiva contra las embarcaciones petroleras mexicanas para frenar el abasto de combustible a puertos estadounidenses.
YA NO REGRESÓ
Del Puerto de Tampico zarpó el buque petrolero “Potrero del Llano”, primero en su tipo de toda la marina mercante nacional, atravesando el canal de navegación para hacerse a la mar rumbo al puerto de Nueva York.
El Atlántico norte estaba en estado de guerra permanente desde el 3 de septiembre de 1939, lo que no frenó a la embarcación mexicana que, con la bandera a toda asta, completamente iluminada y con el nombre del país, se hizo a la mar.
Pese a la plena identificación con base en los protocolos internacionales, el 13 mayo, según la bitácora de navegación, el U-Bot alemán U-564 lo torpedeó, recibiendo el casco un daño considerable para quedar parcialmente hundido y totalmente inutilizado.
Fue exactamente en las coordenadas 25°35’N 80°06’O que los 35 marinos de tripulación vivieron el peor de sus días, encarando de frente los horrores de la guerra, perdiendo la vida en el sitio un total de 14, mientras que en los restantes 21 había varios heridos.
El teniente de navío Gabriel Cruz Díaz, el teniente de fragata Rafael Castelán Orta, el primer maestre Enrique Andrade Díaz, quien era el radio-operador y 11 trabajadores de Pemex se contaron entre los caídos.
De los sobrevivientes se mencionó al teniente de navío Jorge Mancisidor Gales.
EL CASUS BELLI
Este hecho fue considerado el motivo de guerra o casus belli por el cual México se unió al bando de los aliados, para combatir en este enfrentamiento mundial que tantas vidas costó.
El entonces presidente Manuel Ávila Camacho presentó una queja ante las naciones en guerra donde pedía una explicación sobre lo sucedido en el Golfo de México.
“Si para el próximo jueves 21 del corriente (mayo de 1942), México no ha recibido del país responsable de la agresión una satisfacción completa, así como las garantías de que le serán debidamente cubiertas las indemnizaciones por los daños y perjuicios sufridos, el Gobierno de la República adoptará inmediatamente las medidas que exija el honor nacional”, refirió.
Pero la respuesta fue otro nuevo atentado, el 20 de mayo, contra otro buque petrolero, el “Faja de Oro” fue hundido por un torpedo alemán.
Dos días después el presidente convocó a una sesión extraordinaria del Congreso de la Unión para otorgar al Ejecutivo la facultad para declarar un estado de guerra entre México y los países del Eje.
Hay quienes aseguran que el hundimiento del “Potrero del Llano” fue obra de Estados Unidos y no de Alemania para obligar la incursión de México en la guerra.
EL MONUMENTO A LOS MARINOS CAÍDOS
En la margen del río Pánuco, justo en la desembocadura al Golfo de México, se erige el obelisco en honor “A los Marinos Caídos”, donde se rinde honor a los muertos en cumplimiento de su deber en tiempos de la Segunda Guerra.
La cronista maderense, Carolina Infante Pacheco, aseguró que “es un monumento en el que cada 1 de junio se realiza una ceremonia, con pase de lista en honor a quienes perecieron en estos hechos bélicos y depósito de una ofrenda floral para recordarlos”.
Además del “Potrero del Lano” y “Faja de Oro”, en la base de la estructura de mármol aparecen el Vapor Nacional “Oaxaca”, torpedeado el 27 de julio de 1942; el Buque Tanque “Juan Casiano”, que naufragó el 19 de octubre de 1944; el Buque Tanque “Las Choapas”, torpedeado el 27 de junio de 1942; el Buque Tanque “Amatlán” hundido el 4 de septiembre de 1942, y el Buque Tanque “Tuxpan” sucumbido el 26 de junio de 1942.
El nombre de 63 hombres que murieron en tiempos de guerra son la base de esta columna que se alza al cielo en súplica para jamás regresar los tiempos violentos y sangrientos de la guerra.