Las familias de asalariados en Tampico y Madero concentran una demanda potencial de 30 mil viviendas, pero cerca de la mitad no alcanza los ingresos necesarios para obtener una casa- habitación en cualquiera de los dos municipios, donde los bienes inmuebles reportan una alta plusvalía, lo que ha traído consigo una decreciente demanda de los créditos de Infonavit.
Es Altamira, el único municipio conurbado con terrenos y oferta disponible para los trabajadores de ingresos hasta de 4 salarios mínimos, sin embargo, los fraccionamientos no son atractivos para las familias porque los sectores son inseguros y están ubicados a mucha distancia de los centros laborales, generalmente del comercio y los servicios, señaló Martín Castillo Juárez, secretario general de la sección 4 del Sindicato de Albañiles adherido a la CTM.
En los últimos cinco años, la demanda de hipotecas ha ido en descenso en los tres municipios, pero en especial en Tampico y Madero, pues en el 2015 para Altamira, se otorgaban un promedio de 4300 créditos cada año, mientras que para Tampico superaba los 2700 y Ciudad Madero 1500, pero esa cifra ha caído y permanece en 2000 para Altamira, 1300 para Tampico y apenas 600 para Madero.
Eso es explicable porque los derechohabientes perdieron la confianza hacia el instituto, temen a la voracidad de los despachos de cobranza y la mayoría porque sabe que terminará abandonando la casa o departamento adquirido en el colonias altamirenses, donde la falta de servicio de transporte se convierte en un calvario, sumado a que trasladarse de ese municipios hacia los centros de trabajo puede costar más de cien pesos por día, agrega el dirigente obrero.
Solo es Altamira donde los desarrolladores por la disponibilidad de terrenos le apuestan a invertir para casas- habitación de tipo popular, con precios de hasta 400 mil pesos y que están al alcance de quienes ganan hasta 4 salarios mínimos, el 60% de los derechohabientes, mientras que en este puerto actualmente solo una empresa construye un edificio de 20 departamentos con valor de hasta 600 mil pesos, pero ofertas de ese tipo escasean.
No obstante de la caída de la demanda crediticia, no se ha salvado ese municipio, pues hace cuatro años era el segundo municipio en el estado con mayor crecimiento en la entidad, otorgando más de 4 mil hipotecas cada año, pero en el 2019 apenas sumó 2092.
De hecho ese municipio al norte de la zona conurbada, existe alrededor de 3 mil reducidas viviendas, que permanecen destruidas y abandonadas y que el Infonavit no ha podido recolocar, indicó.
Consideró que hace falta que el instituto reactive programas para el reuso de varios centenares de edificios antiguos y repoblar áreas como el segundo cuadro del centro de este puerto y algunas colonias como la Cascajal, que pueden ser habitadas por familias de trabajadores con ingresos menores, que no tendrían que desplazarse mucho tiempo, generándose un círculo virtuoso porque se aprovecharía infraestructura educativa disponible y otros servicios urbanos a la mano.