Área natural de comercio desde los tiempos prehispánicos, escenario para la demostración de grandes inventos como el cine y la radio, además de zona donde se libró una de las batallas por la reconquista de México, la Plaza de la Libertad de Tampico está ligada a la historia de la ciudad desde sus inicios.
“Junto con la plaza mayor, forma parte del trazo inicial de la ciudad. En el Acta de Fundación de Santa Anna de Tampico, del 12 de abril de 1823, se le menciona como «plaza del Muelle» y se indica que —al igual que la otra plaza y las 18 manzanas iniciales— tenía 100 varas (84 metros aproximadamente) por lado”.
Señala el cronista de Tampico, Josué Picazo, quien expresa que “desde 1824, en el primer plano de la ciudad realizado por José de la Lastra, la plaza ya aparece con el nombre de 'La Libertad'. Antiguamente también se le llegó a llamar plaza de 'Las Carretas', por ser el sitio donde se estacionaban los vehículos que cargaban mercancías”.
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El 11 de septiembre de 1843, añade el cronista, “comienza la construcción, en la parte central de la plaza, de un basamento con una escalinata circular de seis niveles, que se conoció como la Pirámide” y aunque había sido ideado desde 1833 como homenaje para las fuerzas mexicanas que vencieron al invasor, Antonio López de Santa Anna decide incorporarle su perfil y su nombre, siendo abandonado en 1844 y luego retirado, cuando es desterrado este expresidente.
Iluminada por farolas alimentadas con petróleo, con su piso empedrado, bancas de mampostería y glorietas con árboles frondosos, La Libertad tuvo una apariencia modesta durante buena parte del siglo XIX y fue con el Porfiriato que adquirió una nueva apariencia.
Para principios del siglo pasado ya se encuentra en el centro de la plaza, sobre una base octagonal de concreto, el kiosco, de herrería y con cúpula metálica, parecido al actual. Además tiene luz eléctrica y en 1906, en la parte sur, se colocó un monumento para conmemorar el centenario del natalicio de Benito Juárez, teniendo a lo largo de su historia varias estatuas del benemérito de las Américas.
Su proximidad con el muelle convierte a la plaza rápidamente en el referente para el encuentro de negocios, pues se instalan ahí las casas comerciales más importantes del puerto, creando alrededor de su perímetro una zona donde se podían hallar las más variadas mercancías traídas de todo el mundo y de los rincones del interior de México.
Desde el principio Tampico se relacionó con 6 importantes puertos del Atlántico Norte: Nueva Orleans y Nueva York; Liverpool, Burdeos, El Havre, Hamburgo, Cádiz, Génova y con La Habana, Cuba, y en 1855 ya residían en la ciudad 925 extranjeros, 250 españoles, 5 ingleses, 500 estadounidenses, 20 alemanes y 110 franceses, todos dedicados al comercio.
La cantidad de extranjeros fue aumentando con la llegada de libaneses, holandeses, chinos y japoneses, generando un fenómeno de Torre de Babel que tenía su epicentro en la Plaza de la Libertad y sus alrededores, donde se establecieron los principales comercios que dieron fama internacional a la ciudad.
Con la construcción de bellos edificios, de estilos diversos para negocios como La Fama, El Comanche, la Droguería y Botica Nueva, Los Precios de Francia, La Campana de Oro, Las Novedades, Correos, Telégrafos, el Salón Palacio y después la Compañía de Luz, entre otros, que se ubicaron frente a la plaza, empezó un frenesí que tendría su cúspide con la llegada de las empresas petroleras.
Es primero hasta 1960, indica el cronista Picazo Baños, cuando sufre otra remodelación, colocándose nuevos jardines con flores y plantas diversas y la apariencia de la plaza actual vendrá al modificarse esta parte del primer cuadro de la ciudad en 1994, cuando se realizó el proyecto Centro Histórico, que valoró el patrimonio arquitectónico de esta zona de Tampico.
Inmortalizada por Hollywood en la película El Tesoro de la Sierra Madre y ahora bajo la mirada de una de las pocas estatuas que existen en México de Porfirio Díaz, la plaza junto al muelle de Tampico ha sido escenario de acontecimientos que fueron moldeando al Tampico que hoy conocemos, pero además la historia ha dejado aquí varios capítulos importantes del devenir del país.
Pareciera que no fue un nombre al azar el que los fundadores eligieron para esta plaza, pues era lo primero que muchos viajeros hallaban en Tampico, algunos de gran renombre artístico o político; pero la mayoría, personas comunes, que encontraron en el puerto una nueva oportunidad para sus historias, sueños y su libertad.