Una vez pasada la fiebre comercial del Buen Fin, los comercios del sur de Tamaulipas empiezan a invadirse del espíritu navideño con la venta de los pinos naturales.
Procedentes principalmente de Canadá, estos adornos navideños empiezan a tener gran aceptación entre la población de nuestra región.
Y son principalmente las tiendas de autoservicio las que exhiben estos pinos, propios de nuestra temporada de fin de año.
Significado religioso
Se considera que el pino (árbol de navidad) representa el amor de Dios, la estrella en la cima del mismo, la fe que acompaña al cristiano a lo largo de su vida y que le sirve como guía para transitar en el mundo con el ejemplo de Jesús.
Mientras que las esferas tienen un diferente significado según su color. Las rojas son oraciones con las cuales se realizan peticiones a Dios (salud, tranquilidad, estabilidad, lo que el creyente necesite).
En el pasado los pinos eran adornados con velas y manzanas, que en nuestros días de reemplazaron con luces y esferas
Mientras que las azules son oraciones de arrepentimiento por los pecados cometidos. Por tanto, las plateadas son oraciones de agradecimiento por lo recibido y, por último, las doradas que pertenecen a las oraciones de alabanza.
Por otra parte, las luces de navidad representan la luz de Cristo y los lazos (rojos, plateados, dorados) representan la unión y fuerza de las familias.
Origen
El árbol de navidad tiene su origen seiscientos años después de Cristo cuando San Bonifacio se trasladó a lo que hoy conocemos como Alemania para evangelizar. Conoció entonces una aldea en la que adoraban a Thor mediante un árbol al que llamaban “El Roble del Trueno”.
El pino navideño fue llamado primeramente “El Árbol del Niño Jesús”
Ahí realizaban sacrificios humanos (siempre un niño) en honor al “Dios del Trueno”, por lo que San Bonifacio tomó una hacha y lo derribó.
En su lugar les señaló un abeto que se encontraba a lo lejos y lo llamaron “El Árbol del Niño Jesús”, se reunieron a su alrededor y proclamó hacer lo mismo en sus hogares para que ya no se presentaran más actos sanguinarios y unir a las familias en el nombre de Jesús, convirtiéndose en una tradición germánica que se extendió por todos los hogares cristianos que lo adornaban entonces con manzanas (esferas) y velas (luces de navidad).