El golpeteo imparable y rítmico, armónico, acústico yexcitante de los bongós, le recordará a más de uno laspelículas de la bella Tongolele moviendo sus caderas en la épocade oro del cine mexicano, y muchas décadas antes de que Shakirahiciera mundialmente famoso ese movimiento.
Son sonidos que resultan familiares por ser propios del trópicoy del Caribe, pero que tienen sus raíces, como buena parte delmestizaje y la población latinoamericana, en el África: tumbos yretumbos del tambor que nacieron cual mensaje de ritual en lastribus ancestrales, y que pasaron del lenguaje espiritual ymístico, a formar parte del arte y la cultura universal.
Es acaso por ello que a Rolando Ocejo y Luis “Huicho”Gilberto, percusionistas callejeros que ejecutan ritmos deloccidente de Guinea, no les resulta complicado sentirse parte deesa música afro que ejecutan, y la cual es más común, dentro deeste continente, en los países antillanos, en Colombia o elBrasil.
Ambos músicos urbanos son originarios de Tampico, pero comoauténticos trotamundos se la pasan recorriendo otras regiones delpaís para expresar su arte aprendido de manera empírica, con todoy que ya han formado parte de algunas bandas de rock, uno de ellos,y de espectáculos circenses al aire libre, el otro.
De traza gitana: cabello largo, orejas perforadas al extremo ypiel tatuada, los artistas de la vía pública cuentan a El Sol deTampico que acaban de volver de Querétaro, y que han formadoparte, durante varios años, del elenco que refuerza al festival“Vive Latino” en la Ciudad de México, como de hecho sepreparan ya para participar en un espectáculo similar a realizarseen Monterrey.
Sentados en la escalinata de un local del primer cuadro de laciudad, este lunes demostraron sus habilidades a quienes pasabanfrente a la escuela primaria “Gabino Barreda”, con la gorra deuno de ellos colocada al suelo y presta para recibir monedas o algomás, en tanto ellos, trotamundos al fin, se la pasan así: como sellama Rolando.
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