Un 5 de agosto de 1988, Nicanor Fernández Cabrera tomó protesta como alcalde de Tampico, todo era atípico, acaba de morir el alcalde en turno Arturo Rodríguez Gutiérrez y ahora él, como edil suplente, tenía que hacer frente al encargo.
En entrevista con EL SOL DE TAMPICO, el exalcalde de 88 años de edad, entre bromas y nostalgia recordó ese acto solemne, en el que el entonces vicepresidente destacado de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), no sabía que se estaba ganando 'la rifa del tigre'.
¿Cuando se enteró que el alcalde Arturo Rodríguez estaba enfermo en algún momento pensó que él iba a morir?
NF.- En el transcurso de la campaña cambiaron las opiniones de algunas personas y a mí me pusieron de alcalde suplente. Alcalde suplente y nada es lo mismo, pero lamentablemente Arturo estaba enfermo y se fue.
No necesariamente pensar que se pueda ir y lamentablemente eso pasó. El día que murió Arturo, me habló mi hijo a las 6 de la mañana, yo estaba saliendo ese día, iba a una reunión de Canacintra a las 9:30, de México a Tijuana.
¿Quién le dice a usted que debe asumir el cargo de presidente, el puesto que jamás imaginó?
NF.- Esa noticia me la dio Américo -Villarreal Guerra- él me dijo’ ahora vas tú’, estaba yo de suplente. Tomé posesión, muy bonita porque creo que la toma de protesta de un alcalde suplente es muy diferente a otras, porque estuvieron los tres poderes del estado, la toma de posesión fue en el Palacio.
Yo nací en el centro, mis papás rentaba casa como a tres cuadras de la Plaza de Armas, de ahí salí a casarme para vivir en el centro, yo he sido siempre gato bodeguero del centro.
¿Qué representó para usted convertirse en presidente municipal?
NF.- Es una impresión ambivalente de mucha satisfacción porque es representar a tu pueblo, es muy bonito, definitivamente, pero una incertidumbre de qué es lo que podría pasar y mi incertidumbre vino cuando tomé posesión y me senté en el escritorio como presidente municipal.
¿Fue cuando se dio cuenta que se ganó 'la rifa del tigre' con la presidencia de Tampico?
NF.- Me encuentro que no había nada, en aquella época hablábamos de mil millones de pesos, debíamos un mundo de lana, no recuerdo pero eran como 18 mil o 28 mil millones de pesos en aquella época contra una entrada de dinero ridícula. Me la viví muy feo.
Llega un momento donde me amenazaron con embargar el palacio, no pueden porque es del pueblo.
Reestructuro la deuda, pero me ayudaron mucho, pagamos unos 5 mil y pico de millones de pesos, en lugar no me acuerdo porque lloro, pero hubo varias cosas.
Voy a decir nombres porque se lo merece este señor, un gerente del banco que ahora es Banorte, -era- Banco Regional del Norte, se llamaba Rubén Santos, gerente el pelado, muy amigo mío me ayudó con préstamos personales dos o tres veces para pagar la nómina del municipio porque no se había acompletado el dinero para pagarla. Yo pedí un crédito personal, me lo daba a mi nombre, al municipio no, me lo daba a mí por la confianza.
Usted retiró el ambulantaje en “El Macalito”, construyó nuevos locales pero… hubo una muerte. ¿Cómo ocurrió?
NF.- El macalito era una cosa espantosa no se podía caminar, puestos en la banqueta, puestos en la calle, había puestos en la calle que tenían sanitario integrado conectado al drenaje, durante años era un talón de Aquiles, nadie le quería entrar, era una cosa muy pesada.
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Ahí fue donde me mataron a una señora, a Doña Guillermina, nosotros mandamos a la policía desarmada, no son palabras mías, está todo grabado.
Gracias a Dios que ayuda a los que no lo merecemos, la televisión grabó un momento en el que un muchacho saca la pistola y dispara hacia un muro, no sé quién era, dispara este muchacho, la bala pega en el muro, rebota y le pega la espalda a Doña Guillermina, se hizo un escándalo, afortunadamente se pudo comprobar con el video que no fue la policía, aparte de la policía iba desarmada tuve mis problemas para defender el macalito. Hice el mercado del Norte nos guste o no nos guste ya está hecho.
Fueron 18 meses y pasaron muchas cosas, entre ellas, la inauguración del Puente Tampico, ¿Cómo vivió ese momento?
NF.- Había un interés gigante del pueblo, de los ciudadanos. Mi gobernador Américo me dice ‘oye Nicanor hay que hacer una campaña para la inauguración’ entonces puse 7 u 8 muchachas en el teléfono con la lada de Tampico Tu -marcale- a la A, tu a la B, tu la C, la que cayera y hablaban: ‘Hablo de parte del presidente municipal para invitarlos a usted y a su familia la inauguración’. Así le hicimos, se dio el caso que hubo veces que me habló gente que nunca conocí para darme las gracias porque los invitamos.
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Hubiera visto la cantidad de gente. Vino Miguel de la Madrid y del lado veracruzano, Fernando Gutiérrez Barrios, los dos con Américo se encontraron en el centro del Puente con el Presidente de México; los gobernadores y yo estaba atrasito, posteriormente fuimos a una comida al Casino.
Había un interés tremendo por todo el pueblo de Tampico, Madero y Altamira para que funcionara y ahora el interés es que no se caiga. El puente tiene muy buenos ingresos pero Capufe -Caminos y Puentes Federales- se queda prácticamente con todo.
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¿Cómo manejó Doña Rosita -su esposa- eso de convertirse en la presidenta del DIF?
NF.- Ella sabía que me podía manejar perfectamente, no hay bronca, estuvo muy bien, trabajó conmigo, ella llegaba al DIF antes que yo llegara.
Rosita a las 8 de la mañana estaba en el DIF, 64 años de casados -estuvimos juntos- tengo siete hijos, 14 nietos y cinco bisnietos, Chuchito me ha permitido estar aquí platicando con ustedes, el gimnasio fue un vicio que me dejó Rosita ella me metió al vicio, yo era gente decente, tengo 40 años de estar yendo a las cinco de la mañana.
¿Por qué no intentó buscar la Alcaldía de Tampico en otro momento?
NF.-Me han dicho muchas veces ¿tú quieres regresar? no, ¿por qué no te gustó? me fascinó, pero tuve momentos muy tristes, habiendo amigos que se me ponían tercos a sacar sus cosas a vender en la banqueta yo pisaba esos callos, me eché enemistades gratis.