Maribel, actualmente se encuentra en Reynosa, Tamaulipas, su meta es llegar a Estados Unidos, espera alcanzar el sueño americano, ya que tuvo que abandonar su estado natal de Guerrero por el acoso de la crimen organizado.
“Hay veces que el crimen organizado quiere que haga uno haga cosas que no debe, entonces uno para resguardar su vida tiene que abandonar el estado, es parejo, pero igual uno como mujer siente más miedo y no voy a hacer las cosas que ellos me piden”, expresó.
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Señaló que al negarse, su vida corre peligro, por lo que espera obtener una cita mediante CBP One, aunque sospecha que para los mexicanos es más complicado.
“La mayoría de los mexicanos tenemos cinco meses intentando ingresar -a la plataforma CBP- se puede decir que no se puede por la cantidad de personas o porque estamos en nuestra misma patria(…) México tarda un poco más, esperemos pronto podamos irnos”, indicó.
Por su parte, Selena Orellana, hondureña, es madre de cuatro hijos que a sus 44 años de edad dejó su país, justo para proteger a sus pequeños de las pandillas y para no pagar lo que le llaman “impuesto de guerra”.
“Salí huyendo de los pandilleros, es muy difícil, es horrible, de Honduras yo me vine porque nosotros tenemos un negocio y los pandilleros nos dieron 24 horas para salir del país”, relató.
“Yo tengo un niño de 11 años, los pandilleros lo que hacen es que los niños de esa edad los toman para que ellos los metan a su pandilla, yo no quiero que mis hijos vayan a crecer en una pandilla y en malos pasos”, agregó.
La mujer, afirmó no tener miedo al trabajo, aunque dijo le gustaría trabajar en el área de comida en Estados Unidos.
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“El sueño americano es seguridad, que mis hijos crezcan con una buena educación, darle una buena educación porque en mi país no le puedes dar una buena educación, quiero que mis hijos sean alguien en la vida, lo que yo no pude lograr”, puntualizó Selena, quien dice que las mujeres pueden desempeñarse laboralmente igual que los hombres.
La vida de Adriana, oriunda de Oaxaca, México, cambió en un segundo
La vida de Adriana, una mujer originaria de Oaxaca de 52 años, cambió en un segundo; ella era propietaria de una tienda de ropa cuando llegaron unos delincuentes a extorsionarla a cambio de permitirle seguir trabajando, no tuvo más opción y decidió irse a los Estados Unidos.
“Yo estaba trabajando muy bien y de repente me caen a pedirme cuota y uno corre peligro, tenía una tienda de ropa y pues lamentablemente no te dejan trabajar, ya no se puede así que por esa cuestión andamos acá”, apuntó desde el albergue de Reynosa, en Tamaulipas.
Dijo que ella había estado anteriormente trabajando en Estados Unidos, por lo que aspira regresar mediante una cita en la aplicación CBP One, lo que le permitirá reunirse con familiares del lado americano.
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“Tengo una hija ciudadana americana, puedo trabajar en un restaurante, en lo que caiga, algo que sea sano”, apuntó.
A la mujer se le quebró la voz cuando se le preguntó sobre las personas que dejan en México y buscan refugio de la delincuencia organizada en Estados Unidos. “Dejo a mi mamá, a mis hermanas(…) duele bastante, teniéndolo todo llegar -hasta- acá y empezar de nuevo de cero, no es nada fácil”.
Con información de Jaime Jiménez