Muerte gana 9 a 1 a los hechizos de amor

Existen en el mercado de lo esotérico un promedio de 300 tipos de velas votivas, es decir con una solicitud específica, sin embargo de cada 10 que se venden, nueve son del culto a la muerte

Paulo Monsiváis

  · lunes 29 de octubre de 2018

Existen en el mercado de lo esotérico un promedio de 300 tipos de velas votivas, es decir con una solicitud específica, sin embargo de cada 10 que se venden, nueve son del culto a la muerte, pasando a segundo término los "favores" amorosos, que en un tiempo tuvieron gran auge.

"La gran parte de los elementos que se venden actualmente son para hacer a la muerte diversas peticiones, desde un milagro de salud hasta el apoyo para ciertas actividades, pues ha ido creciendo en los últimos años este culto y muchas personas son muy devotos y las adquieren con regularidad".

Señala Carlos del centro esotérico "El Nuevo Triunfo", que se ubica actualmente en los mercados temporales de Tampico, hasta donde acuden muchas personas que buscan en estas prácticas la solución a sus conflictos emocionales, pero también a los económicos del día a día.

A la Niña Blanca, como se le conoce también a la imagen de la Muerte, se le hacen ofrendas y rituales del tipo que se tienen en la religión Católica, Apostólica y Romana, generando un fervor significativo durante la celebración de los fieles difuntos y que en muchos casos se mezclan con cultos de diversas creencias.

Ocultos durante mucho tiempo, los rituales a la muerte que se realizaban desde el México prehispánico fueron saliendo a la luz a partir de los años de 1950 cuando empezaron a efectuar a la imagen que se conoce en la actualidad: representada con esqueleto que luce una túnica negra, una guadaña en la mano izquierda y una balanza en la derecha.

De esta versión de la muerte de la cultura europea, se ha realizado toda una industria, que va desde los diseños para tatuajes, medallas, estampas, velas, imágenes en diversas técnicas hasta figuras de distintos materiales, incluyendo el oro, sin faltar monumentos, como el erigido en el barrio de Tepito en la ciudad de México.

De hecho fue en este populoso sector del centro de la capital, cuando en 1997 se instaló el primer monumento, que la gente fue tomando como suyo y fue poco a poco popularizándose a otras ciudades, donde en mercados y casas particulares se coloca la imagen de la muerte traída de la tradición anglosajona.

El fenómeno se apoderó de una gran cantidad de personas y sigue creciendo, compitiendo ahora con los santos católicos; aunque la devoción por la muerte no quita a las personas su religiosidad anterior, pues incluso se coloca una figura entre los mártires del cristianismo, creando así ya una mezcla peculiar en los altares.