Ahora sí que como se diría, bien vale la pena la espera… y es que la visita a la patrulla oceánica ARM Bicentenario de la Independencia (PO-163) es toda una experiencia, no solo por conocer una de las más modernas expresiones de la ingeniería naval mexicana, sino por el trato amable y las excelentes explicaciones que brinda el personal de la embarcación perteneciente a la Armada de México.
Esta nave de 86 metros de eslora y que desplaza 1,850 toneladas de peso, a plena carga, lleva una tripulación de 90 elementos entre oficiales y marinería y pertenece a la clase Oaxaca, que consta de un total de ocho unidades, una de ellas en fase de alistamiento y otra más en construcción. Porta un cañón Otto Melara de 76 mm., además de utilizar el concepto trinomio, ya que el buque cuenta con una lancha rápida y un helicóptero embarcado lo que le permite desarrollar su labor de vigilar del mar patrimonial y socorrer a la población.
Pero llegar al navío implica llegar con tiempo ya que son miles los visitantes que acudieron por lo menos en lo que fue el primer día de acceso al ARM ARM Bicentenario de la Independencia, aunque ya a bordo del moderno buque los oficiales van explicando de forma clara cada una de las actividades que se realizan a bordo. Comenzando por la plataforma de anaviaje donde se posa el helicóptero, explicando uno de los oficiales la labor que realiza la aeronave.
Posteriormente se pasa al puente donde se encuentra la torre del radar y el control de tiro. Ya en la sala de mando, otro joven oficial explica la forma en que se controla el buque, siendo seis personas las que ejecutan esta labor.
Pero donde más buscaron tomarse la foto del recuerdo los visitantes es en la proa, en donde se encuentra el cañón Otto Melara de 76 mm., ya en la parte final de un recorrido después del cual, usted puede adquirir un recuerdo, ya en el muelle. Sin duda y vale repetirlo, una visita que vale la pena.