Reynosa, Tams.- Extraños en tierra ajena, lejos de su patria y en la mayoría de los casos sin la documentación para poder trabajar, los migrantes llegados a la frontera de Tamaulipas desde distintas latitudes del mundo engrosan las filas de la informalidad laboral.
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Y es que no tienen otra opción al ser atrapados en esta tierra del noreste mexicano, en medio de la pandemia, con la indiferencia del gobierno de Estados Unidos que ocupa como pretexto al Covid-19 y prolonga aún más la espera para responder a la solicitud de asilo presentada por estos migrantes.
Caribeños, sudamericanos, europeos, pero mayormente africanos, se pueden encontrar en las principales avenidas de las fronterizas ciudades de Reynosa, Río Bravo, Matamoros y Nuevo Laredo efecuando labores como limpiaparabrisas, jornaleros, jardineros o cualquier labor que les permita comprar comida.
Mbah Bebrand es originario de África, no domina el idioma español, por lo que con diversas complicaciones y una atropellada articulación de palabras contó a El Sol de Tampico el calvario que vive día a día para conseguir el sustento y sacar adelante a su familia.
“Yo nunca había limpiado vidrios, never (nunca)”, expresó el hombre llegado desde las tierras del cono africano, pero ahora se concentra junto a otros de su misma nacionalidad en la carretera Reynosa-Río Bravo, muy cerca del centro comercial S-Mart Diamante.
Los incandescentes rayos del Sol parecieran no generarle molestia alguna, sale día a día con su esposa, compañera de vida y de viaje, y juntos armados con una jerga y un pequeño jalador limpian afanosamente cristales de vehículos.
Este oficio no es de su agrado, comentó el extranjero, pero tiene que juntar dinero para su familia y pagar una renta, ya que actualmente viven en la colonia Villas de la Joya, al oriente de Reynosa, y aún tienen la esperanza de llegar a los Estados Unidos.
“Queremos ganar dinero aquí, o llegar a Estados Unidos”, dijo Mbahm, quien hasta hace unos días se encontraba en el albergue Senda de Vida, pero tuvo que abandonarlo para poder tener mayor movilidad y libertad de horarios.
El albergue es dirigido por Héctor Silva, quien manifestó que la mayoría de los migrantes tomó la decisión de salirse del refugio, algunos con rumbo a otras ciudades, “otros optaron por buscar un hogar y pagar un alquiler”.
SIN OPORTUNIDADES
Pese a tener la intención y las ganas de ser productivos, para la mayoría de los migrantes las oportunidades son limitadas principalmente por la falta de documentación o simplemente por la dificultad de entender el idioma o comunicarse.
Por ello tuvieron que recurrir a las calles para conseguir unas monedas en los cruceros, laborando en el servicio doméstico o en algunos casos realizando labores propias de sus países como la venta de comida sudamericana o realizando trenzados africanos.
Bebrand reconoce y agradece la solidaridad de los tamaulipecos, ya que la mayoría les otorga unas monedas, bebidas o alimento para que puedan mantenerse estoicos en la espera de cumplir su sueño americano.
El africano llegó hace varios meses a Reynosa pensando en establecerse en los Estados Unidos, pero debido a la pandemia y a la cancelación de los trámites para asilo político permanece de manera indefinida en el límite fronterizo, cerca de la tierra estadounidense pero atrapado en suelo mexicano.
Apenas el semáforo cambia a la luz roja este joven de piel oscura y su esposa ofrecen sus servicios, algunos automovilistas se detienen y sacan algunas monedas para entregarlos a este par de migrantes que más tarde buscarán alimento o algo de beber hasta que el Sol se oculte.
Apenas y pudo expresar que algunos sí ayudan con monedas, pero otros no y aun así seguirán dedicados a dicha actividad que por lo menos les da para comprar algo de pollo para comer.
TRAS EL SUEÑO ANHELADO
El chico africano señaló que en su tierra natal se dedicaba a reparar motocicletas, pero aquí en Reynosa no le han brindado la oportunidad.
Más allá de no hablar español al cien por ciento, el obstáculo para poder encontrar un trabajo estable ha sido la contingencia sanitaria provocada por esta pandemia.
Así como esta pareja ha salido a las calles para conseguir el sustento diario, existen decenas de migrantes en esta frontera que buscar subsistir día con día.
El denominado “sueño americano” y los diferentes factores sociales lo trajeron a esta frontera para solicitar asilo al gobierno estadounidense.
Lejos de alcanzar el anhelo, él, como decenas de migrantes, quedó en medio de la batalla contra la pandemia teniendo como su única alternativa salir a trabajar a las calles de la ciudad para lograr el sustento.
“Esto no me gusta, pero tengo que tener money (dinero) para comer”, dijo Mbah Bebrand, mientras que atento observaba el semáforo para ofrecer sus servicios de limpiavidrios a los automovilistas.