Producto de los abusos y vejaciones de las que son objeto en su traslado, el clima de violencia que los rodea así como de la desesperanza generada por la prolongada espera de respuesta de Estados Unidos a su solicitud de asilo, decenas de migrantes varados en la frontera de Tamaulipas están al borde del colapso mental.
La organización internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) advierte sobre los riesgos que esto representa, sobretodo considerando que entidades fronterizas no cuentan con infraestructura de atención mental suficiente.
Entrevistado al respecto, Juan Carlos Arteaga, referente de salud mental regional para México y Centroamérica de Médicos Sin Fronteras aseguró a El Sol de Tampico que “es bastante severo lo que encontramos en la frontera, lo que principalmente nosotros valoramos son sintomatologias referidas a todo ansiedad y depresión”.
En el caso de ansiedad “vemos muchos casos de estrés agudo, principalmente por eventos que han sido recientes y por supuesto por la ansiedad que genera la espera”.
Al llegar a la Casa del Migrante se enteran que hay personas esperando en tres o cuatro en condiciones que no son las más adecuadas lo que genera estados de ansiedad e incluso condiciones de irritabilidad constante.
MSF está además detectando estrés postraumático por eventos que se han generado en su país o en la ruta del camino cruzando México, “los transmigrantes son víctimas de violencia, secuestros, violencia sexual, extorsiones y esto nosotros lo estamos encontrando en la población”.
Los deportados no quedan excentos de estos sintomas “porque en los centros de detención -en Estados Unidos- muchas veces son víctimas de violencia, discriminación, ni siquiera pueden bañarse o acceder a atención medica”.
LA DEPRESIÓN, UNA BOMBA DE TIEMPO.
En los campos de refugiados migrantes en la frontera la depresión es evidente generada por la cada vez mayor tardanza en la respuesta de la CBP -Customs and Border Protection- para otorgar o negar el asilo solicitado.
“Además de estados depresivos hay varios casos categorizados como depresiones mayores, con varias semanas en estados depresivos sin poder dormir, comer bien y con un estado de ánimo bastante bajo” dijo Arteaga.
El hacinamiento que se registra en los sitios de albergue es otra determinando “las casas de atención al migrante no tienen capacidad suficiente, están armando practicamente campos de refugiados con carpas sin las condiciones necesarias, si esto continúa de esta manera por supuesto que se podría decir que es una bomba de tiempo”.
No se descartan riesgos de auto lesionarse o incluso llegar a situaciones más severas como el suicidio ya que “pueden haber casos que lleguen a infringirse daño a si mismos y ser lo que son consideradas urgencias psiquiátricas”.
Muestra de la desesperación y el agobio entre esta población flotante al sur del río Bravo son las decenas de personas que han optado por lanzarse al río Bravo en un acto desesperado en busca de llegar al lado americano.
SUPERADO TAMAULIPAS EN CAPACIDAD PARA ATENDER MALES MENTALES.
Para Médicos Sin Fronteras el problema sintomático es grave, pero lo es aún más la falta de capacidad del sistema de salud pública para atender las condiciones mentales que están padeciendo los migrantes en este territorio.
“La capacidad de respuesta, por lo menos en el Estado de Tamaulipas, para las urgencias psiquiátricas es muy baja, por ejemplo en Reynosa hay solo un psiquiatra para toda la ciudad y no hay protocolos adecuados para el manejo de los casos de urgencias psiquiatricas” refirió el representante de MSF.
El problema de falta de capacidad en orientación psicológica se denota en todo Latinoamérica, lo que se asentua en zonas como Tamaulipas por las condiciones de inseguridad que imperan.
“Por eso nuestra intervención focalizada en este Estado, en las tres pricipales ciudades donde hay migración -Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros- es que es un contexto muy violento, entonces no solo son las carencias propias del sistema de salud en atención psiquiátrica, sino tambien un escenario muy violento y en donde los migrantes, transmigrantes y deportados son un target para los grupos armados no gubernamentales” explicó el representante de MSF a la Organizacón Editorial Mexicana.
En la frontera de Tamaulipas los migrantes sobreviven bajo condiciones extremas, con sueño, sed, hambre, estrés y la desesperanza por encontrarse tran cerca de Estados Unidos pero tan lejos de su sueño.
La estabilidad emocional de los migrantes pende de un hilo, donde a la más mínima provocación hay reacciones de violentas o agresivas, donde el miedo camina entre los campos de refugiados y pareciera que ningún órgano oficial se percata de este problema creciente.