Carlos Vargas tiene 78 años, desde hace más de 20 es chofer de la ruta Universidad, pero desde el cierre de escuelas y la reducción de la movilidad social ordenado hace 15 meses por la pandemia, se ve obligado a laborar más de 12 horas al día, para ganar unos pesos más, apenas suficientes para su manutención y la de su hija enferma.
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La dispersión mundial del Covid-19 agravó la pobreza laboral de Carlos y dejó al descubierto la vulnerabilidad económica de miles de tamaulipecos entre meseros, albañiles, músicos, vendedores informales, trabajadoras domésticas o choferes del transporte público, pero también de profesionistas, obligados a multiplicarse en diversas actividades para completar el gasto familiar.
Javier Ángel Ramos Turrubiates, del Colegio de Abogados Laboristas, afirma que con la pandemia empeoró la situación laboral para muchos trabajadores, sobre todo en las ramas hoteleras y de restaurantes, pues solo trabajan ciertos días por semana y el resto están obligados a realizar otras actividades para incrementar sus ingresos.
MÁS HORAS DE TRABAJO Y MENOS INGRESOS
“Si antes del Covid-19 algunas empresas hacían como que pagaban, hoy el ambiente de crisis agudizada por la pandemia ha contribuido a que los trabajadores ganen menos y busquen distintas alternativas para comprar la canasta básica, pagar la renta y cumplir todas las necesidades de casa”, dijo.
Y esto le sucede a Rosendo, quien es mesero y barman de un hotel y restaurante del centro histórico en este puerto. Él antes de la ola de Covid-19 ganaba entre sueldo y propinas 2 mil 100 por semana, pero con el cierre obligatorio de negocios no esenciales y la inmovilización social todo cambió y su economía quedó nulificada.
Ahora, por las bajas ventas y las limitaciones en el aforo de clientes solo trabaja cuatro días a la semana, recibe un día de descanso y otro más pero sin pago. Esto lo obliga a trabajar muchas horas elaborando y vendiendo pan de elote, pasteles, cacahuates, hacer y llevar comidas a domicilio, además de trabajar en eventos sociales para normalizar sus ingresos.
Aunque hace poco dejó de pagar su departamento con hipoteca de Infonavit, solo con doble jornada laboral ha podido salir adelante, pues de otra manera estaría endrogado para cubrir las necesidades familiares de alimentación, servicios públicos, transporte, entre otros, expresa.
El abogado Ramos Turrubiates, quien además es profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), agrega que el actual contexto es peor que nunca, pues por un lado la recesión económica provocó una baja generalizada de los ingresos laborales y, por el otro, ha disparado el valor de los alimentos, en especial de los productos agropecuarios.
MUJERES Y ADULTOS, LOS MÁS AFECTADOS
El aumento del empobrecimiento y el Covid-19 ampliaron las brechas regionales y sociales, ahora los trabajadores más afectados son justamente los que pertenecen a la población más pobre y ha dado una estocada muy grande a mujeres y adultos mayores, estos últimos ya impactados por un mercado que desprecia la experiencia y la madurez, indicó.
Raúl Domínguez García también es chofer de ruta y ahora por la pandemia debe trabajar de 7:00 a 19:00 horas, porque de otra manera no podría reunir la renta del coche de 350 pesos.
Tiene 68 años y expone que a pesar de su edad está obligado a trabajar 12 horas para ganar entre 150 y 200 pesos al día, menos que hasta el año pasado, pues ahora sus gastos de operación subieron por el incremento a la gasolina, aceites y refacciones, además que el Gobierno del Estado aplica otros impuestos, como la obligatoriedad de tramitar una licencia de operador de transporte urbano.
“Estamos más empobrecidos que nunca, no tenemos pasaje, movemos menos de la mitad de los usuarios y apenas nos alcanza a pesar de que trabajamos más”, lamentó.
PROFESIONISTAS CON MENOS OPORTUNIDADES
No obstante, la crisis por partida doble no solo agravó la situación económica de los más pobres, sino también de hombres y mujeres con mayor grado escolar.
"Así, el servicio de taxi por aplicación se ha convertido en una alternativa de subsistencia para muchos profesionistas, sobre todo jóvenes que perdieron sus trabajos formales en empresas donde laboran en áreas operativas especiales o administrativas y ahora combinan actividades de choferes y vendedores", agrega David Sifuentes, del Colegio de Economistas.
El mercado de trabajo atraviesa uno de sus peores tiempos y probablemente comience a recuperarse hasta la segunda mitad del 2022, porque es difícil que en este mismo año suceda la recuperación de la cadena productiva, la inversión pública y privada va en retroceso y no hay estímulos oficiales para comenzar el florecimiento económico, apunta.