Aunque entre los elementos que componen el escudo de la ciudad encontramos a un par de nutrias, historiadores coinciden en que, etimológicamente Tampico significa “lugar de perros” y no “perros de agua”, como popularmente se ha afirmado. ¿Entonces en qué momento se adoptó la noción de las nutrias como símbolo tampiqueño?
“Los autores ‘andan a la greña’ en cuanto al vocablo Tampico y su verdadero significado”, escribió en la década de los setenta el entonces cronista Carlos González Salas. Y es que en 1973 el cabildo de Tampico por una petición de la Cámara de Comercio y de la Comisión de Turismo municipal, había aprobado que del escudo se sustituyeran a los canes por las nutrias, lo que contribuyó a la polémica por el origen del nombre de la ciudad.
“De ningún modo nutrias”
Para el primer cronista de la ciudad, Antonio Martínez Leal, no había duda: “Tampico significa ‘lugar del perro’ o ‘de perros’. Tratase de cánidos y de ningún modo nutrias como se ha pretendido malamente”, escribió el historiador en su libro “Tampico, su etimología: ubicación del pueblo antigüo”, de 1975.
Martínez Leal argumenta, tomando como base el estudio “Noticias de la lengua huasteca” de Carlos Tapia Zenteno elaborado en el siglo XIII, que “Tampico” es una palabra de origen huasteco compuesta por dos partículas: "tam" y “pico". En la que “tam” haría referencia de “lugar”, y “pico” a “perros”.
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El primer cronista porteño también retomaría al historiador Enrique Ortega, quien en su estudio “Tampico: significado y ubicación”, expone que el pueblo huasteco tenía una palabra específica para designar a la nutria: “hatzo”, de manera que, argumenta, si los antiguos huastecos hubieran querido llamar a su comunidad como “lugar de perros de agua”, su nombre sería “Tamhatzo” y no “Tampico”.
La abundancia de nutrias, el argumento
Para el encargado del Despacho de la Crónica municipal, Josué Picazo Baños, el problema tiene muchos cabos sueltos. En un primer momento la noción de Tampico como “lugar de perros”, fue la que se adoptó, e incluso los perros permanecieron en el escudo por décadas.
“Lo podemos ver en el frontispicio del Palacio Municipal, ahí aparecen los perros; en la columna de los fundadores de Tampico también y en documentos antiguos”, señala a EL SOL DE TAMPICO.
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Para Picazo Baños la discusión por el nombre se acentúa con los estudios de Blas E. Rodríguez y Joaquín Meade, quienes respectivamente afirmaron que el nombre hacía referencia a “perros de agua”, debido a la abundancia de nutrias que se distribuían en la región y que actualmente todavía son posibles de avistar, aunque con menos frecuencia.
De manera que los planteamientos de estos historiadores fueron retomados por la administración municipal, que en aquel tiempo modificó el escudo y sustituyó a los perros por nutrias.
“Han pasado 50 años y, a su modo, las nutrias han hecho su propia historia en el escudo. A fuerza del paso del tiempo se han convertido en un símbolo de la ciudad, se les caricaturiza, se le tiene presente como un elemento icónico que identifica a la zona”, señala.
Añade que, aunque no es una versión oficial, el cambio también fue motivado por la percepción que se tiene de estos animales. “El perro como algo un tanto vulgar, y la nutria algo más sofisticado y singular”, indicó.
Los perros, más simbólicos que reales
Martínez Leal y Alejandro Rodríguez Vicencio, respectivamente, ofrecen una tercera vertiente de por qué “Tampico” pudo haber sido “lugar de perros”, y tiene que ver con ciertas nociones que tenían los mesoamericanos hacia las tribus chichimecas, a las que vinculan con el perro.
De acuerdo a Picazo Baños, Martínez Leal afirma que no se sabe del todo si la referencia a los canes era con una noción despectiva, o totémica, es decir, el perro como un símbolo que identifica al pueblo.
“Tal vez ‘Tampico’ no está haciendo una alusión literal -como muchas veces ocurre con las etimologías-. “Lugar de perros” puede que no quiera decir que hubiera muchos perros, aunque fueran xoloitzcuintles, sino que tal vez fuera el lugar de gente a las que se le asocia con un símbolo que se vinculaba con la figura del perro”, explica.
Picazo Baños también señala que otro elemento que dificulta conocer del todo la etimología de Tampico es el que los huastecos -hasta donde se sabe- carecían de escritura.
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De manera que incluso “Tampico” posiblemente haya surgido de una deformación hecha por los españoles de otra palabra indígena. “Como ha ocurrido en otros lugares como Cuernavaca que era Cuauhnáhuac; posiblemente eso haya pasado también con Tampico”.
“Son teorías, interpretaciones y aunque hay gente que defiende radicalmente cada una de ellas, es interesante contemplarlas todas”.