Quién no ha ido a playa Miramar simplemente a sentarse a la sombra de una palapa frente al Golfo de México y llenarse los pulmones de brisa fresca, en un camastro con una bebida refrescante, sin percatarse que para lograr ese simple y placentero acto hubo mucho trabajo detrás.
Desde el corte de palma y su traslado procedente de Aldama, a 80 kilómetros de Ciudad Madero, el tejido, amarre, ajuste, corte de la madera y limpieza de arena forma parte de una titánica labor realizada por los palaperos de playa Miramar.
Don David del Ángel Hernández, pese a que es topógrafo de estudios, realiza esta labor desde hace más de 25 años en la costa maderense a donde llegó procedente de Tantoyuca, en la zona norte de Veracruz.
Estudió en el Cecit hoy Cbtis, allá por la década de los 80’s, pero como muchos la falta de posibilidades de empleo lo empujaron a migrar al sur de Tamaulipas.
“No ejercí porque no había trabajo, me vine a Altamira a una compañía, conseguí trabajo en un taller de soldadura con la familia Legorreta donde aprendí, además de soldar, el oficio de la pailería” dijo a El Sol de Tampico.
Conoció a su esposa, María Elena Aguilar González, con quien se casó “mi cuñado le consiguió una concesión de palapas y de ahí comencé”.
-La palma es traída del ejido “El Barranco”, en Aldama-
El tramo asignado fue en el área norte, era 1993, cuando esa zona era prácticamente virgen, ubicada hoy frente al restaurante “El Mago” por el acceso de la glorieta “Miramar”.
Eran 50 metros de frente de playa a su disposición, donde los que llegaban eran unos cuantos bañistas cada fin de semana, pero con el paso de los años la situación ha cambiado.
Aprendí a hacer las palapas, me enseñaron en el rancho de Tantoyuca
Refirió quien hoy es un diestro armador de estas sombras que disfrutan miles de paseantes
La materia prima llega del ejido “El Barranco”, en Aldama, ya que aquí no hay palmas de palmito, registrando un aumento considerable en el costo debido a la escasez y el precio de traslado.
Usando la misma técnica del empalmado de casas empleada en su natal Tantoyuca, Don David ha sacado adelante a su familia dando estudios de Master en Sistemas a su hijo Juan Alejandro y de Psicología a Jovana.
Este enamorado del mar y su oficio forma parte de la amplia cadena de vendedores, prestadores de servicios, hoteleros y restauranteros que integra la llamada “Industria Sin Chimeneas” de la zona sur de Tamaulipas.
A unos días de la Semana Santa el trabajo está a tambor batiente, tejiendo la palma y clavando las mesas, para que los turistas simplemente lleguen y se sienten a disfrutar de la siempre bella playa Miramar.
LAS PALAPAS DE MIRAMAR
- Más de 3 mil en la costa maderense.
- La palma es traída de El Barranco, en Aldama.
- Cada pieza cuesta $2.6 pesos, hace cinco años costaba 2 pesos.
- Una palapa chica requiere 500 piezas las grandes hasta 1500.
- La madera de postes, sillas y mesas es de pino con duración de unos 5 años.