Dejar de ser vistos como personas con discapacidad y ser contemplados solo como personas con los mismos derechos, eliminar el sentimiento de lástima de la ciudadanía y sobre todo dar independencia y empoderamiento a quienes tengan alguna limitante física, es la finalidad de la asociación Rollings Fire.
Por su realista percepción de las situaciones que enfrentan, la manera en que lo encaran y las actividades que realizan con total independencia, es que han sido conocidos como los irreverentes de la discapacidad.
Su presidente y fundador, Alan González, aseguró que “iniciamos este esfuerzo con la firme idea de cambiar la manera de ver y vivir la discapacidad, de presentar una segunda opción. La mayoría ve a las personas con discapacidad y expresan un sentimiento de lástima, nosotros nos enfocamos a ver que si queremos que nos vean diferentes es demostrar que somos diferentes”
La filosofía principal radica en mostrar a sus 293 inscritos que los límites pueden ser superados “no importa cómo lo hagas, sino que lo hagas, que demostremos que tenemos la capacidad de subir una escalera o de movernos con independencia”.
LOS AMOS DE LAS RUEDAS
Tienen un dominio impresionante en el manejo de la silla de ruedas, lo cual han logrado en base a diversas capacitaciones dadas por expertos en este rubro.
La falta de capacidad para generar una ciudad incluyente los impulsa a seguir, “nos interesa un puente peatonal con rampas, pero en lo que haya puente hay que enseñar a las personas a que anden zumbando en la silla”.
Los Rollings sí pueden subir una escalera con base en un entrenamiento especial, “pero somos un grupo selecto, somos pocos los que tenemos acceso a sillas especiales que cuestan aproximadamente 25 mil pesos, tienen ejes especiales, son ligeras y compactas”.
A diario se enfrentan con que no hay accesos, infraestructura, banquetas, rampas, puentes, espacios adecuados de estacionamiento e incluso los elevadores de algunos cines para personas en sillas de ruedas llevan mucho tiempo descompuestos.
San Luis Potosí es para ellos un modelo de ciudad incluyente, porque tienen puentes peatonales con rampa, que se hace en tres secciones, “aquí no hemos visto ninguno, elevador sería un sueño, las rampas de banquetas sí hay pero no están bien hechas, solo la suben entrenados, una persona común no y los cajones de estacionamiento sin medidas adecuadas”.
En el caso de las personas con discapacidad “no nos preguntaron si queríamos serlo, simplemente me subieron al ring y sonó la campana; las opciones que tengo es o tiro trancazos para ver si gano la pelea o me ganan, y optamos por tirar trancazos”.
Integran en su mayoría a personas con dificultades de movimiento ya que otras capacidades como la intelectual requieren otras especificaciones.
La falta de movilidad es una constante, “la vida de una persona con discapacidad es cara, ser un discapacitado es un lujo que no cualquiera se puede dar, ya que para movernos lo tenemos que hacer en taxi y muchos se niegan a darnos el servicio”.
Pero la discapacidad de esta ciudad no está solo en las calles, sino también en oficinas, escuelas y aparatos o coches especiales para ser manejados por personas con limitantes motrices.
PRODUCTO DE UNA NEGLIGENCIA
Alan presenta discapacidad motriz producto de una negligencia médica, pero eso no lo ha frenado en su avance por conquistar sus sueños.
“Nací a los 6 meses, fue una negligencia, por falta de oxigenación se generó un daño en músculos de cadera que me impide caminar”, como él son la mayoría de los agremiados a Rollings.
Desde hace 9 años comenzó el movimiento que hace 7 constituyó en asociación “con la finalidad de capacitar, cambiar el chip, porque somos un programa completo que incluye plan de becas, capacitación, donación de aparatos y apoyo psicológico porque hay que irse paso a pasito”.
Con 30 años de edad hoy es empleado de una dependencia federal y con la mira puesta en seguir generando opciones para una mejor vida de las personas con discapacidad.
JUGADORES DE GOTCHA, BÁSQUET Y ENTRENADORES DE FUT
Uno de los principales conceptos de Rollings Fire es justamente que se han atrevido a hacer lo que para muchos era imposible.
Muchos de sus socios fundadores han sido jugadores de basquetbol sobre ruedas, entrenan defensa personal, son entrenadores de futbol e incluso tienen un equipo de gotcha.
El emprendedurismo lo logran por medio de talleres de embotelladoras de agua, realización de donas y bisutería mediante los que han podido ir derribando obstáculos.