Hasta la década de 1970, septiembre era conocido como el mes de los huracanes en Tampico, teniendo el antecedente de varios meteoros que alcanzaron el puerto, algunos sin ninguna trascendencia, pero otros, como los ocurridos en 1933, hace 90 años, dejaron a la ciudad devastada y con una historia trágica.
Antes de 1955, en septiembre de 1933, el Tampico moderno se inundó a consecuencia del golpe de dos huracanes, aún no tenían la costumbre de ponerles nombre a estos fenómenos.
Se les conoce solo con número, fueron 14 y el 15 de esa temporada, quedando la zona marcada por los vientos y las mareas.
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Los huracanes en la era moderna de Tampico; fueron en septiembre de 1933
“Este año fue un parteaguas en la historia de Tampico, los dos ciclones de 1933 tomaron por sorpresa a la población del puerto, que nunca había tenido la experiencia de un fenómeno de este tipo.
Los habitantes en su mayoría había llegado a la ciudad de otras regiones y que por la situación económica que se vivía por el auge petrolero, no podían más que instalarse en áreas de alrededor de las lagunas y los ríos”.
Señala el historiador Francisco Ramos Alcocer, quien menciona que “nadie sabía la magnitud del desastre que provocaban los huracanes, además que se anunciaba su llegada a horas de que azotaran, situación que hizo que el huracán que pegó en Tampico, el 15 de septiembre de 1933, sorprendiera a las autoridades que ya se preparaban para la ceremonia del Grito de Independencia”.
Dos terceras partes de Tampico quedaron bajo el agua
Agrega que fue la fuerza de los vientos que azotaban la ciudad la madrugada del 15 de septiembre de 1933, lo que alertó a las autoridades militares y civiles, que tuvieron que suspender los actos conmemorativos patrios, pero además la inauguración del Palacio Municipal, que se tenía planeada ese mismo día, sirviendo el inmueble para refugio de damnificados antes que para asuntos administrativos.
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Las calles seguían inundadas y las autoridades lidiaban con los miles de damnificados aún, cuando el 24 de septiembre otro huracán, el número 15 arribó al puerto, terminando la devastación que dejó el anterior, pues de acuerdo con el conteo de las autoridades militares a cargo de la ciudad, dos terceras partes de Tampico fueron destruidas por los vientos de más de 120 kilómetros por hora.
El golpe de dos huracanes en el puerto terminó por inundar las zonas bajas, donde el agua llegó por arriba de los tres metros, al igual que las regiones circundantes a Tampico que sufrieron el desbordamiento de los ríos, desapareciendo colonias y comunidades enteras, lo que causó más de 67 mil personas damnificadas en toda la zona.
Se aplicaba la ley marcial y fusilaban a los ladrones
Esta situación generó medidas extraordinarias, como la ley marcial, ante los actos de rapiña que amenazaban por la desesperación de la población, pues no se tenía nada previsto para alimentar y vestir a los miles de personas que se quedaron solo con lo que traían puesto.
El mando militar de la zona, Anselmo Macías Valenzuela, tuvo que fusilar a tres personas que se dedicaban al robo de enceres de viviendas inundadas en la zona centro; además de organizar los salvamentos en las colonias que aún tenían personas atrapadas desde el primer ciclón de septiembre.
Fue así que mucho antes de la creación de una estrategia militar para contener desastres, como existe ahora el Plan DNIII-E, en Tampico se efectúo un proceso por parte de los efectivos del Ejército Mexicano, para solventar la enorme tragedia que sufría la ciudad y apoyar a la población.
Los huracanes antes del Hilda en Tampico
“La magnitud de la tragedia fue de proporciones nunca antes vistas, solo en 1955 se tuvo una mayor, pero en 1933, se tuvieron que improvisar muchas medidas que después se fueron adoptado para desastres posteriores, la solidaridad y valentía de mucha población y de los soldados mexicanos fueron vitales para superar esta prueba tan grande para Tampico, la primera antes de la catástrofe incomparable del -huracán- Hilda”, añade el investigador.
Entre los huracanes de 1933 y los de 1955, todos en el mes de septiembre existen diferencias muy grandes, como las que van a existir en caso de que otro fenómeno toque tierra en la región, reflexiona Ramos Alcocer, quien es autor del libro “La Historia del Ciclón Hilda de 1955”.
"Pues a pesar de todos los ciclones que han golpeado a Tampico aún no se aprenden las lecciones y la población y autoridades siguen sin concretar planes de acción suficientes para prevenir situaciones de riesgo”.
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A 90 años del primer fenómeno que inundó Tampico, la ciudad mantiene su voluntad por seguir de pie, no han bastado las cuatro o cinco inundaciones que ha sufrido, ni la caída de dos terceras partes de sus construcciones o haber sido desdibujada por las corrientes de los ríos.
Tampico llegó a su bicentenario gracias al estoicismo de su gente, con una nueva generación que nunca ha vivido la furia del dios Huracán.