Tienditas, carnicerías, papelerías, fondas, farmacias y otros pequeños comercios que permanecen cerrados o en actividad fueron castigados desde este mes con ajustes inesperados entre el 20 y 30 por ciento en el costo de la energía eléctrica, denunció la Cámara Nacional de Comercio en Pequeño, Servicios y Turismo.
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El presidente de ese organismo, Gustavo Camacho Sánchez, denunció que incluso propietarios de oficinas y negocios que permanecen totalmente cerrados desde hace 75 días se llevaron la sorpresa con recibos sobre los 3 mil 500 pesos, aunque los consumos fueron de cero.
“Hay mucha molestia contra la Comisión Federal de Electricidad y otros organismos como la Comapa, porque en el caso de la última está cobrando facturaciones mínimas de 800 pesos, aunque no hubo consumo, lo que acelerará la bancarrota de más de 20 % de los comercios en pequeño cerrados por no ser esenciales”. Dijo que los dueños de las miniempresas ya están ahogados por la deuda, pues muchos afrontan mora en impuestos, pago de rentas y ahora se agregarán los servicios públicos, que permanecen impagables, por las nulas ventas y consecuentemente nada de ingresos por el confinamiento social.
La ampliación de la cuarentena 45 días más decretada por el Gobierno estatal empeorará la catástrofe para los miles de pequeños establecimientos en el sur de Tamaulipas, por esa exigencia gubernamental e ingresos nulos muchos no podrán reincorporarse a la "Nueva normalidad", la cual llegará después de julio, expuso.
Es cierto que el Gobierno federal ofrece préstamos de 25 mil pesos, pero eso no cubre ni la cuarta parte de las necesidades de las microempresas y que en conjunto generan en la entidad general el 90 % de los empleos. “Esos incrementos no se justifican, porque los consumos de energía debieron bajar más del 40 % para la CFE, pero ha trasladado la baja de esos ingresos a los consumidores comerciales e industriales, a quienes les ajustó las tarifas”.
PROFECO, OFICINA DECORATIVA
A su vez Pedro Portillo Barona, presidente de la Federación Estatal de Comerciantes en Pequeño, dijo que las microempresas están en el desamparo y en el caso de esos incrementos injustificados no hay oficina gubernamental que les proteja y en el caso de la Profeco ésta se ha convertido desde hace varios años en una dependencia decorativa.