Viejos y obsoletos son la gran mayoría de los libros que permanecen en estantes de la biblioteca municipal de Ciudad Madero, donde los títulos son de hasta tres décadas de antigüedad, lo que los deja fuera de vigencia para realizar consultas.
El olvido de estos espacios radica en que la Red Nacional de Bibliotecas Públicas no ha renovado desde hace más de un lustro los títulos, por lo que estos sitios de lectura permanecen vacíos prácticamente durante todo el año.
El director de la biblioteca municipal "Benito Juárez" en Ciudad Madero, Valente Mellado Lorenzo, aseguró que "nosotros dependemos de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas del Gobierno Federal y esta dependencia no ha cambiado el acervo cultural desde hace ya varios años".
En algunos casos las ediciones de obras que no se reimprimen es difícil actualizarlas, pero tampoco la dependencia federal ha enviado títulos nuevos mucho menos algún best seller para mantener actualizada, con interés y dinamismo las bibliotecas municipales que se han convertido en salones vacíos que generalmente son usadas para cursos y ya no para leer.
La tecnología con la compra de libros virtuales también ha pegado fuertemente a este esquema de consulta tradicional, pero tampoco la Red Nacional de Bibliotecas Públicas ha dotado de la tecnología para ofrecer este servicio de consulta virtual.
"La Secretaría de Educación Pública tiene la obligación de estar renovando o incluyendo nuevo acervo a las bibliotecas, pero en lo que va de esta administración no ha llegado ninguna remesa de libros, ni un solo libro nuevo y el más antiguo que tenemos tiene más de 30 años", aseguró el entrevistado.
Los libros más recientes con los que se cuenta han sido donados por la ciudadanía, "es donde hay más movimiento de ejemplares porque las personas en su casa ya no tienen espacio y los donan, es ahí donde tenemos un acervo bibliográfico más actual".
En tanto los cientos de libros bien acomodados en los estantes tienen años de no ser hojeados, leídos o consultados, reflejándose el paso del tiempo en sus portadas decoloradas y en el olor a papel viejo, producto del olvido y la falta de programas atractivos para llamar a leer.