Una leyenda en Tampico se base en un hecho reciente, pero ha sido tal su impacto que la historia se difundió rápidamente por todo el país. Ocurrió en Ciudad Madero, en una de las plazas de la colonia Unidad Nacional, una zona que acostumbraba a ser tranquila pero que ya no podrá dormir con la misma placidez después de la aparición de un nahual.
Alrededor de la una de la madrugada, dos veladores realizaban su recorrido acostumbrado por la colonia. En el aire solo se escuchaba el ruido de sus motores, mientras eran acompañados por las estrellas del cielo despejado en esa noche calurosa de octubre; uno que otro gato se escurría entre los automóviles al ver pasar a los hombres.
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Sucedió en la Unidad Nacional, entre las calles Sinaloa y Zacatecas
Parecía una jornada que transcurriría sin inconvenientes. Sin embargo, cuando llegaron a la plaza ubicada entre las calles Sinaloa y Zacatecas, notaron algo extraño. Desde el enrejado de las casas, algunos perros ladraban inquietos y aullaban con insistencia, así que el par de vigilantes decidió acercarse con cautela al lugar.
Comenzaron a recorrer el área. Los ladridos de los perros siguieron escuchándose. Los hombres no vieron a nadie en las bancas, en las canchas deportivas, ni en los alrededores. Ya estaban por irse cuando les llamó la atención que, en un frondoso árbol del parque, algo se movía entre las ramas.
Un sujeto que gruñía y tenía movimientos similares a los de un animal se apareció en Ciudad Madero
Los veladores se voltearon a ver y aunque titubearon, decidieron acercarse. Mientras más avanzaban lograron observar que un ser que parecía tener un pelaje oscuro subía y bajaba el tronco del árbol a una velocidad vertiginosa. Se quedaba un momento en lo alto y descendía, como si estuviera al acecho de algo.
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Uno de los hombres le gritó. El ser se percató de la presencia de los veladores, los miró, se distrajo y resbaló mientras escalaba el árbol impactándose con fuerza sobre el pavimento.
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Los hombres se acercaron, lo que descubrieron los desconcertó: vieron a un sujeto andrajoso, de mediana edad, con la mirada perdida, gruñendo y haciendo movimientos como si fuera un animal.
Todos aseguran que se trataba de un nahual en la colonia Unidad Nacional y hasta la fecha esa es una leyenda que se cuenta en Tampico.