Aunque en ese entonces no había redes sociales, la historia no tardó en hacerse conocida por todo el puerto: en una de sus discotecas más concurridas se apareció el mismísimo Diablo.
Ocurrió hace más de dos décadas, pero aún permanece como parte de las leyendas urbanas que se cuentan en Tampico.
No hay consenso sobre la fecha, 1998 o 1999. De lo que no hay duda es que el West Point era uno de los lugares para bailar más visitados por los porteños, uno entre varias discotecas que operaban en la muy activa vida nocturna de entonces y que algunos años después la inseguridad transformaría de manera radical.
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Fue un viernes de Semana Santa
Un viernes de semana santa el West Point estaba abarrotado de jóvenes, quienes reían y bailaban, y tomaban cerveza para olvidarse del calor. Esa noche había un concurso; un toro mecánico fue instalado para ver cuál de los hombres allí reunidos podía resistir durante más tiempo encima de aquella máquina.
Se cuenta que un hombre, alto, fornido, con camisa blanca, pantalón y botas vaqueras comenzó a aproximarse al ruedo. Mientras caminaba las miradas de los presentes se atraían a él, como imantadas, nadie despegaba la vista de aquel individuo y miraron cómo se aproximó al toro, lo montó y venció sin mucha dificultad el reto.
Había un ganador. Entonces sonó la música. Se dice que el vaquero se acercó a una muchacha del lugar para invitarla a bailar.
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Cuando ambos se movían al ritmo de la cumbia texana, algo sucedió y la joven lanzó un grito, lo que causó la alarma de todos alrededor suyo. Entonces, hubo un cortocircuito; el lugar quedó en penumbras.
El motivo del gran susto era el Diablo en Tampico
La gente salió a empujones para huir del sitio. Llegaron ambulancias. Paramédicos sacaron a una muchacha que había perdido el conocimiento. Era la chica que había bailado con el vaquero.
Mucho tiempo después explicaría la razón de su espanto: mientras bailaba con aquel hombre, por alguna razón, miró al suelo, y vio que una de sus piernas era la pata de una cabra.
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El sitio donde se localizaba el inolvidable West Point se localiza en la zona norte de la ciudad, justo en la carretera Tampico- Mante y la avenida Rivera de Champayán.
De la disco ya no hay nada, pero al pasar por el lugar es imposible no recordar esa noche, en que el mismísimo Diablo se mostró en la pista.