Épocas de plenitud como el auge petrolero y la llegada de la industria, pero también de austeridad, recesión e inseguridad se han vivido en la zona conurbada durante el último siglo. Ante el panorama cambiante, cientos de negocios han cerrado, otros tantos han nacido y muy pocos han perdurado consagrándose como fieles testigos de la historia del puerto.

Precisamente una de estas compañías es “Las Novedades, C. Fernández y Cía., S.A. de C.V.”, que se encuentra de manteles largos con motivo de su aniversario número 120, pasando así a la posteridad como una de las más antiguas de la región.

De acuerdo con información proporcionada por sus colaboradores, fue fundada en abril de 1899 bajo el nombre de “Las Novedades” y la razón social de Santullano y Fernández, ocupando como primera sede el edificio Obregón, ubicado en la esquina de Francisco I. Madero con Benito Juárez. Quienes acudían a realizar sus compras eran los habitantes de Tampico y sus alrededores, llegando de poblados y ciudades cercanas a caballo, tren o por botes a través del río Pánuco y del brazo del río Tamesí.

Dejando “huella” arquitectónica

Debido a la popularidad alcanzada por el establecimiento, sobre todo entre el sector femenino que deseaba vestir lo más nuevo de la moda europea, en 1917 se vio en la necesidad de crecer y sus dueños adquirieron una tienda llamada “La Barata”, local con dirección en la calle Aduana, entre Héroes del Cañonero y Francisco I. Madero.

En aquellos años la zona sur de la entidad era próspera y si la economía iba bien, las ventas y los negocios también. Por lo que alrededor de 1921 la compañía vivió una segunda expansión, mandándose a construir especialmente un edificio para “Las Novedades”, inmueble que hasta la fecha conocemos bajo ese nombre y que se encuentra junto al Hotel Imperial.

Sin embargo, poco más de una década después, “Las Novedades” volverían a ser muestra de los cambios constantes y de la riqueza generada en la zona, ya que en 1932 se levantó otro edificio con el objetivo de albergar a la exitosa compañía que veía en aumento sus filas.

Con dirección en la calle Francisco I. Madero y Aduana, nuevamente en el Centro Histórico, el inmueble ya era el que conocemos actualmente, pero lucía muy diferente. Su arquitectura y sus acabados fueron remodelados en dos ocasiones, en 1965 y treinta años después, en 1995. En este punto, cabe mencionar que el esfuerzo, la dedicación y el compromiso de sus propietarios se verían reflejados una vez más en marzo de 1993, ya no con una nueva sede, sino con una segunda sucursal, la cual también permanece hasta la actualidad y se localiza sobre la avenida Hidalgo.

La historia detrás del éxito

Dicen que detrás de cada éxito hay una gran historia y en esta ocasión, la protagonista es la familia Fernández, quienes siempre han tenido un afecto muy especial hacia Tampico y su gente.

Quien llevó el timón de “Las Novedades” por mucho tiempo fue don César Fernández González, nacido en 1880 en Marcel, provincia de Asturias, España. Durante su juventud vivió en Cuba y posteriormente, tras cumplir con su servicio militar en La Habana, en la última colonia española, decidió venir a vivir con su primo Cesáreo Fernández al puerto jaibo.

Fue Cesareo quien fundó “Las Novedades”, haciendo de este un establecimiento donde se podían encontrar desde telas, zapatos y productos de limpieza al mayoreo y menudeo, y posteriormente, tras haber enseñado el oficio a su familiar, lo dejó como socio mayoritario.

Posteriormente, con el paso de los años los hijos de don César se sumaron a la compañía: Julio, César, Antonio y Fermín Fernández Paredes. Ellos siguieron cosechando los éxitos y dando vida al establecimiento que ha vivido la transformación y el crecimiento de la mancha urbana de la zona conurbada.

Tiempo después, la historia se repetiría. El nieto de don César, el C.P. Francisco Javier Fernández García, tomó la batuta de la tienda con más de un siglo de existencia y junto a su hijo, el Ing. Francisco Javier Fernández Garza, han sabido dirigir la empresa que hoy en día es considerada participe y fiel testigo en la historia del puerto.