En las primeras semanas de marzo Erick, barbero en la zona centro de Tampico, se dio cuenta de las dimensiones que estaba tomando el contagio del nuevo coronavirus, comenzando el temor primero por su salud y luego lo que pasaría con su negocio. Las noticias llegaban desde el otro lado del mundo y luego los primeros casos en América, todo apuntaba que las condiciones sanitarias iban a dar un vuelco, a tener que protegerse y cuidar a los de casa.
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"La sorpresa fue que vimos como en China estaba la gente refugiándose en sus casas y no sabíamos que semanas después nosotros estaremos en las mismas condiciones, con el miedo de nunca haber sentido tan cerca una pandemia" refirió el barbero.
En Tamaulipas las indicaciones de cierres comenzaron el 16 de marzo, con la clausura de las entradas a playa Miramar, la cancelación del ciclo escolar y posteriormente la negativa de operación de los llamados giros no esenciales. "Negocio por negocio vimos como las autoridades iban recomendando el cierre, hasta que te tocó al mío fue cuando empecé a ver las cosas de otro modo y como todos a sentir ese intranquilidad que te da no saber qué es lo que está pasando ni cómo va a terminar, pues en mi casa tengo una familia con dos hijos y mi negocio es la única entrada de dinero que tengo, al cerrar así de repente nos tomó por sorpresa", afirma.
Era algo que nunca se había visto, “todos teniamos que dejar de trabajar, el centro de Tampico estaba haciendo acordonado por la policía, pareció una película, nos llamábamos unos a otros para decir: bueno, ¿qué vamos hacer?, ¿que está pasando?, sin saber todavía cuánto tiempo estaríamos cerrados, pero lo más importante qué íbamos a hacer para llevar dinero a nuestros hogares, para nuestras familias".
Los días y confinamiento fueron los más difíciles "tuvimos que empezar a tomar alternativas para seguir trabajando, yo en mi caso recurrí al Facebook y mi teléfono 833 149 7735 para ofrecer mis servicios, pero no resultó como yo pensaba, pues después que la medidas comenzaron a ser más estrictas, cada vez fue más difícil que las personas pudieran recibirme en sus casas". Y mientras el nuevo coronavirus avanzaba, una epidemia de tristeza arrasaba en la ciudad, debido a la nostalgia que produce no realizar las actividades cotidianas. "Yo en lo particular empecé a deprimirme, pero gracias a mi familia poco a poco fui viendo las cosas de otro modo y aprovechar las oportunidades que pudieran surgir, sin embargo, si tuve que endeudarme para poder seguir con mi vida", refirió El desconfinamiento “nos trajó otra vez la esperanza de volver a incorporarlos a nuestros trenes de vida, tenemos que apoyarnos todos para salir adelante, porque el panorama no es muy fácil y después de esto, muchos hemos quedado endeudados y otras personas sin trabajo, por lo que va a ser muy importante que nos veamos unos a otros y ayudar de alguna manera a que la sociedad siga su curso a lo mejor no como antes, pero si trabajando para que eso ocurra".