La División de Vanguardia, nombre clave para la Brigada Corona que pretendía la reconquista en México, estaba compuesta por tres mil 376 hombres; salió de la Habana, Cuba, el 5 de julio y llegó a las costas mexicanas el 27 de ese mes. Entró por Cabo Rojo, en el norte de Veracruz y avanzó hacia Tampico.
Señala el cronista de Pueblo Viejo, Veracruz, Martín Pérez San Martín, quien comenta que, al llegar a Tampico Alto, el 2 de agosto, solo encontraron al cura del pueblo; ya habían tenido la primera batalla y dejaron a los heridos ahí. Siguieron al día siguiente su camino rumbo a Pueblo Viejo y también lo encontraron vacío, pues el ejército había ido pasando la voz que “los gachupines traían negros que degollaban niños y mujeres”.
“Al frente de la nueva invasión española venía Isidro Plácido del Rosario Barradas y Valdés, que sostuvo batallas por varios días hasta ocupar la zona de Veracruz y solicitó hablar con el general de la plaza de Tampico, Felipe De la Garza, quien; a mitad del río Pánuco, en una reunión con los invasores, manifestó a los generales españoles que “ni toda España era capaz de alterar el orden del gobierno mexicano y destruir la República”, añade el investigador.
TOMAN UN TAMPICO VACÍO Y SIN VÍVERES
“Isidro Barradas entró a Tampico el 7 agosto donde centraría su cuartel general, frente a la plaza del Muelle; dos días antes habían encontrado el Fortín de la Barra quemado y abandonado, al igual que la ciudad, donde solo los ingleses, franceses y estadounidenses se habían quedado, pues se aplicó la estrategia de ‘tierra arrasada’”.
Según escribe en su investigación Jesús Ruiz de Gordejuela, quien menciona que “el primer acto de los españoles fue la de realizar una misa en la plaza del Muelle, después se apoderaron de la Aduana, además que se inició la búsqueda de víveres en los poblados del norte de Veracruz y luego en Altamira”.
Mientras, el Ejército de Operaciones Mexicano iba camino a Pueblo Viejo por el sur y desde Altamira por el norte. Nombrando el presidente Vicente Guerrero encabezar la defensa de la patria a quien terminaría convirtiéndose en el “Héroe de Tampico”: Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón.
EJÉRCITO MEXICANO SORPRENDE AL INVASOR
Cuando Isidro Barradas se encontraba en Altamira buscando comida, Antonio López de Santa Anna empezó una acometida; el 21 de agosto, contra Tampico, llegando los soldados españoles y mexicanos a enfrentarse cuerpo a cuerpo en las calles del puerto desde la madrugada y hasta entrado el mediodía, cuando los españoles solicitaron una tregua, debido a las bajas que ya tenían.
ASÍ FUE AQUEL CAPÍTULO DE LA HISTORIA
Manuel Mier y Terán ataca a las tropas que se ubicaban en Altamira a principios de septiembre, teniendo Isidro Barradas que regresar a Tampico para tratar de iniciar una contra ofensiva a la espera de apoyo desde la Habana. Los generales mexicanos van cerrando el cerco y el 8 de septiembre, de acuerdo con el libro “El último Conquistador", de Jesús Ruiz, Isidro Barradas resuelve rendirse y manda una carta a Santa Anna para evitar más ataques de las fuerzas mexicanas.
En medio de las negociaciones por la rendición española, un violento huracán entra a Tampico el 10 de septiembre, Santa Anna lo ve como una señal y lanza una ofensiva de 400 hombres al mando de Mier y Terán contra el Fortín de La Barra y es así que el tremendo arrojo de los soldados mexicanos termina con lo que quedaba de la expedición española, que se rinde sin más.
ESPAÑA FIRMA SU RENDICIÓN ANTE MÉXICO
“Será en el cuartel general de Pueblo Viejo donde se firme el acta de la rendición y la División de Vanguardia entregará en La Barra, en Tampico y en Altamira las ramas y las banderas al general Mier y Terán. Tal vez porque Antonio López de Santa Anna había nacido en Veracruz y era gobernador de ese estado cuando enfrenta a los españoles, que decidió firmar la capitulación española, precisamente en Pueblo Viejo, aunque las batallas de la rendición fueron en Tampico”.
Señala David Granados, de la Asociación Rescate Histórico de México A. C., agrupación que promovió el reconocimiento de la gesta heroica que evitó que México fuera ocupado nuevamente por los españoles, mencionando que más que una polémica que pueda desunir a las ciudades, este hecho histórico debe ser motivo de encuentro y de orgullo regional.
VICTORIA DE TAMPICO: LECCIÓN DE UNIDAD Y ORGULLO
“En lugar de ver a la historia como un juez, por aquello de ver quien estuvo bien o mal, nos debe de servir como un maestro, que nos enseñe las virtudes ciudadanas que debemos de fomentar. La historia no es políticamente correcta, pues las hacen hombres o mujeres en sus circunstancias y su época, normalmente con sus intereses”, comenta.
Calificada en su tiempo como “Gloria para las Armas la Nación”, la defensa de la independencia de México, que se libró en cinco pueblos de la costa tamaulipeca y veracruzana en los meses de julio a septiembre de 1929, es una lección que a 192 años sigue generando una enseñanza de unidad, más allá de las diferencias se valoran las coincidencias que han hecho de esta región una zona de identidad y orgullo.