El recuerdo del otrora poderoso líder petrolero Joaquín Hernández Galicia, apodado La Quina, cada vez se diluye más en la zona sur de Tamaulipas, debido a que las nuevas generaciones desconocen quién fue este influyente hombre.
Los Millennials o Generación Y -nacidos entre 1981 y 1995- y los Centennials o Generación Z -de 1995 al 2010- no identificar la vida y obra de este hombre, quien un 10 de enero de 1989 fue aprendido por el Ejército Mexicano por órdenes de Carlos Salinas de Gortari, en un hecho conocido como El Quinazo.
Era tan poderoso al grado de aconsejar a presidentes de la República y gobernadores, incluso era en su oficina donde se dictaban decisiones de gobierno que impactarían no solo en el sur de Tamaulipas, sino en toda la nación.
El Sol de Tampico se dio a la tarea de salir a la calle y entrevistar a estas generaciones y los resultaron fueron que en más de 95% de los menores 30 años y que no tienen relación con la industria petrolera no saben quién fue el capturado en la calle San Luis de la colonia Unidad Nacional.
“La verdad no sé, no se me viene nada a la mente” señaló el joven Emiliano Sandoval, de 15 años de edad y estudiante de nivel medio superior. Mientras que Pablo de Jesús, también de 16 años, comentó que nunca había escuchado hablar de “La Quina”.
En tanto Elian Andrade Mendo, 18 años, reconoció que sabía muy poco y únicamente lo relacionaba como quien había construido el auditorio de la escuela “Melchor Ocampo”, en Ciudad Madero. Y Lázaro Andrade, de 22 años, comentó que solo tenía nociones de que era una persona que trabajaba en Petróleos Mexicanos.
Con formación universitaria como arquitecto, Alicia Reyes López, de 25 años, respondió que alguna vez escuchó el nombre del extinto líder petrolero y solo sabe que fue una persona importante en la localidad, pero desconoce a qué se dedicó.
Aunque residente en la zona Jorge Luis Martínez, de 18 años y estudiante de Preparatoria respondió que nunca en su casa o en otra parte escuchó o conoció el nombre de Joaquín Hernández Galicia. Situación que se replica con Cristian Flores y Emmanuel Rosas Castillo.
A casi 7 años de su fallecimiento “La Quina” fue reconocido como uno de los más influyentes líderes sindicales a nivel nacional, pero pareciera que la falta de referencias, monumentos, homenajes o acciones que refresquen a las nuevas generaciones su identidad han ocasionado este diluimiento en la referencia colectiva jovial.
Otros lo mantienen vivo
Un hombre sencillo, humilde e idealista, así es como describen a quien fuera el máximo líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), a Don Joaquín Hernández Galicia, quien este día se cumplen 31 años de su detención.
El expresidente municipal maderense y jubilado de Petróleos Mexicanos, Cirilo Juárez Saldierna, dijo que en el tiempo que “La Quina” estuvo al frente del sindicato, no se paró ninguna refinería, debido a que en todo momento estaba al pendiente de las instalaciones y funcionamiento de los centros refinadores.
“Ponía gente a vigilar que no hubiera accidentes a darle mantenimiento, logró que las plantas se repararan una cada año, primeramente se le daba el mantenimiento preventivo. Todas las plantas trabajaban a más del 90% había producción en todo el sistema petrolero, antes del 10 de enero del 89”, recuerda.
Ahí es donde señalan se viene la debacle de Petróleos Mexicanos, a raíz de la detención del líder de los petroleros “llega la fecha, se viene el Quinazo, por Salinas de Gortari que mandó al Ejército a secuestrar a Joaquín a secuestrarlo, hubo una balacera y se llevaron a mucha gente, los metió a la cárcel”, enfatizó Cirilo.
La mañana de ese 10 de enero de 1989 en el domicilio 102 de la calle San Luis en la colonia Unidad Nacional de Ciudad Madero, vivienda del líder moral, fue rodeado por cientos de elementos del Ejército Mexicano.
Ahí fue detenido, además de La Quina, el entonces dirigentes Salvador Barragán Camacho, originando una crisis en el sector que amenazaba con la paralización de la cadena productiva de la Máxima Industria Nacional.
“La Quina” fue acusado de homicidio en agravio de un agente federal, acopio de armas y otros delitos y llevado al reclusorio Oriente de la Ciudad de México donde compartió con Rafael Caro Quintero quien le brindaría protección durante el tiempo que permaneció tras las rejas debido a que a decir del propio líder del STPRM en varias ocasiones intentaron asesinarlo.
Después de 9 años y gracias a una amnistía, Joaquín Hernández Galicia salió de prisión a mediados del sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León.
Finalmente el día 11 de noviembre del 2013 murió en un hospital de Tampico, Tamaulipas, sus restos cremados y lanzados al Golfo de México frente a playa Miramar.
“Un gran hombre nacionalista, humanista e idealista, ahí está la prueba, fue reconocido nacionalmente e internacionalmente, además de ser muy sencillo, andaba con todos nosotros, visitaba a los enfermos se preocupaba por la gente, les hacía justicia era sencillo y humilde” así lo recuerda Cirilo Juárez Saldierna, quien al igual que él, cientos de jubilados lamentan el trágico día de su detención.
Legado en colapso
En la década de los años 70 y 80, que marcaron el esplendor y desplome del líder petrolero se generaron diversas actividades y edificios que hoy están a punto de derrumbarse.
A la altura del kilómetro 3 del Corredor Urbano “Luis Donaldo Colosio”, en el municipio de Ciudad Madero, en un señalamiento se lee “Playa Escondida”. Al seguir la brecha rumbo al mar se puede observar como se va descubriendo el vetusto Hospital Naturista.
Lo que entre 1984 y 1989 fue un sitio de sanación hoy se ha relacionado con mitos y leyendas de fantasmas, consumido por la humedad y la salinidad de la región costera.
Concurrían pacientes locales, nacionales e incluso extranjeros para tratamientos alternativos y naturistas a enfermedades basándose en una dieta verde. Desde ahí el Golfo de México se contempla a plenitud.
Rumbo al sur, siguiendo una brecha rodeada de maleza, se llega a “El Recreativo”, ruinoso sitio emblemático del “quinismo”, donde había un parque llamado “Chapultepec”, restaurante con especialidad de comida del mar e incluso un hotel.
Se llegaba en la ruta de los camiones rojos, saliendo uno del centro de Tampico y otro del centro de Madero, en un avance lento que remataba en esa zona de diversión, propiedad de la Sección Uno del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana.
La construcción se erige sobre pilotes de más de metro y medio de alto, pensando incluso en la posibilidad de un oleaje mayor, eran sin duda sitios adelantados para la época y los primeros situados en la costa maderense.
Otros como las canchas de frontón y la unidad deportiva de la colonia Unidad Nacional, muy cerca de la casa de la calle San Luis; “Sociedad Civil”, donde operaban los talleres mecánicos en la colonia Ampliación Unidad Nacional; las tiendas de consumo de la zona centro y la ampliación Unidad Nacional; “El Súper del Pueblo”, ocupado hoy como renta de locales y un casino cerrado en el bulevar Adolfo López Mateos han sido ocupados para otros fines.
Las emblemáticas pirámides de Don Joaquín han quedado prácticamente desaparecidas el único espacio que ha sido rehabilitado y se encuentra en uso es el Centro de Convenciones, situado en la avenida Monterrey en la colonia Arboledas.