Violentos vientos con rachas superiores a los 210 kilómetros por hora y precipitaciones pluviales que sobrepasaron los 200 milímetros sacudieron a Tampico la madrugada del 19 de Septiembre de 1955, cuando con furia el temido y caprichoso huracán “Hilda” ingresó a la zona.
Las historias de quienes vivieron esas horas aciagas aseguran que parecía que las casas serían arrancadas de tajo y en muchos casos así ocurrió, mientras que los árboles eran extraídos desde la raíz, los cables de energía y telefonía fueron reventados como frágiles hilos.
El lugar quedó bajo trillones de litros de agua que ahogaron el patrimonio de todo un pueblo radicado en la zona huasteca de Tamaulipas, Veracruz, San Luis Potosí e incluso Hidalgo, donde los daños nunca fueron precisados, ni tampoco la cantidad de muertos o heridos que trajo consigo esta aterradora tormenta que aún se recuerda.
LA AMISTAD
Pasados los poderosos vientos fueron las hélices y turbinas de los enormes helicópteros y aviones de la Fuerza Aérea estadounidense los que rompían el aire de la zona sur de Tamaulipas durante el ocaso del verano de 1955.
Lejos de tratarse de una hostilidad, el despliegue de aquel poderío obedecía a una razón humanitaria, la primera efectuada con aeronaves de guerra como respuesta de Dwight David Eissenhower a su homólogo mexicano Adolfo Ruiz Cortines.
Habían pasado apenas diez años del fin de la Segunda Guerra Mundial y dos de la Guerra de Corea, en la que se había utilizado la mayoría de la tecnología, naves y embarcaciones que en esta ocasión llegaban al puerto de Tampico con un noble fin.
Las poderosas máquinas aéreas del Ejército de los Estados Unidos aterrizaron el sábado 24 de septiembre, con la misión de auxilio y salvamento a los afectados, que para ese momento, cinco días después del impacto, no se sabía siquiera cuántos eran.
La sorpresa para los gringos fue mayúscula, ya que la comarca del sur de Tamaulipas, norte de Veracruz y oriente de San Luis Potosí estaba completamente sumergida, a la vista era una enorme masa homogénea y turbia, formada por la crecida de los ríos Tamesí, Guayalejo y Pánuco, estimándose más de 700 kilómetros a la redonda desaparecidos.
Dentro de esta misión de ayuda, a ocho millas de la costa del sur de Tamaulipas fondeó el gigante portaviones "Saipan" y posteriormente el “Siboney” de la Marina de Guerra de los Estados Unidos, en octubre del 55, era el reforzamiento de la "Operación Amistad" que estaría a cargo del comandante del Quinto Distrito Naval de los Estados Unidos, general Milton Edward Miles