Cuando Alfonsina Robledo murió, algo se apoderó de las callesdel barrio, nadie ha visto noches tan largas ni oído gritos comoaquellos. Tan solo recordar su cadáver: las uñas largas, el pelocrecido por debajo de los hombros y los colmillos saliendo de entresus labios, vuelve el terror a la mirada de los ancianos.
Los mayores aún se persignan mirando la torre poniente de laiglesia, piden porque su descanso sea eterno y no vuelvan los díasen que los niños despertaban a media noche gritando y llorando,las mujeres no paraban de rezar y las calles se llenaban demurmullos que alertaban sobre pasos y miradas.
A 45 años de su última aparición tan sólo decir su nombreprovoca miedo en muchos de los habitantes de la zona más antiguade Madero.
Nadie quiere acordarse ya de eso, pero la gente sigue platicandode ella, cuando vienen a misa, relatan las cosas que hacía y otrasque siguen pasando Pero no digas mi nombre, noquiero que lo pongas junto al de ella, no quiero que se quedeimpreso por mucho tiempo, enlazado a esa historia que nadie hubieraquerido que pasara, porque hasta estuvo en riesgo el propio templo,cuando quisieron quemarlo y terminar de una vez por todas con lamujer vampiro”. Dicen que doña Alfonsina era piadosa, secasó con un petrolero (Pedro Muro) que trabajaba para lascompañías extranjeras y cuando se expropió el petróleo, perdiósu trabajo y más adelante se fue a vivir a Salamanca, Guanajuato,donde murió en 1966. Seis años después fue desenterrada.Pero a pesar de haber estado muerta ese tiempo,parecía dormida, estaba completita y no sólo eso, tenía algoespecial su expresión, como si estuviera feliz de regresar a laiglesia, pues la desenterraron para traerla a las criptas que haybajo el altar, donde a lo mejor ya ni está”. La gentecree que algo sobrenatural había poseído a la señora Robledo yla noche en que llegó su ataúd empezaron a sentirse cosas queaún nadie ha explicado, en los techos de las viejas casonas deÁrbol Grande se oían y se oyen pasos, muchas ventanas que daban ala iglesia fueron clausuradas, en ciertas calles cambiaba ladirección del viento.
Las madres empezaron a temer lo peor y obligaban a sus hijos adormir temprano, mujeres y hombres caminaban rezando por lasaceras, las puertas de las casas tenían cruces hechas con tiza oajos colgados, con el rumor de la mujer vampiro las nochesempezaron a ser más largas.
Hasta que llegó el primer ataque. Un hombre de apellido Lunafue encontrado semiinconsciente junto a la vía del tren, teníauna mancha en el cuello y cuando volvió en sí, ya no recordabanada, durante los días siguientes empezó a perder la razón hastaquedarse delirante, siempre contando algo que nadie entendía.
La noticia estremeció a los habitantes. Nadie podía estartranquilo después de eso. El temor creció a tal grado que lasnoches se convirtieron en un martirio. Cualquier ruido, viento ollanto era tomado como una señal de la presencia del monstruo queacechaba entre las copas de los árboles o desde la torre de unaiglesia. Hay muchas historias -dice Tano, elsacristán más antiguo en el templo de San Juan Bosco- pero yasabe cómo es la gente, el miedo que se vivió en esos años sepodía respirar en todos lados, las personas te miraban y te mirana los ojos para comprobar que no te habías convertido en vampiro yotras fueron golpeadas por hacer burla de eso”. La noticiade un ente sobrenatural en esta parte de Madero corrió comopólvora, los rumores de la sombra en la torre de la iglesia, elviento frío que se regresaba en las esquinas de la parte másvieja de Árbol Grande y los vuelos de un ave muy grande desde SanJuan Bosco a San Antonio de Padua, otra capilla ubicada a unascuadras del sector, empezaron a ser muy fuertes.
Todo hubiera quedado como un rumor o un cuento de la gente, sinembargo la intervención del ejército, para evitar que seprendiera fuego al templo, fue consignado en los periódicos de laépoca, donde se habla que la mujer vampiro efectivamente estabaentre los sepulcros del inmueble, bajo el altar mayor.
El párroco Ignacio Rosiles Nemorado fue quien enfrentó a laturba aquella noche de 1973, habían pasado algunos meses de lallegada del ataúd de doña Alfonsina Robledo, participandotambién el exalcalde Erasmo González, pues estaba en riesgo esteinmueble considerado como histórico.
El sacerdote fundó además 6 iglesias más aparte de San JuanBosco, que forman una Cruz en la parte sur de Madero, el templo deestilo barroco de Árbol Grande cumple en 2018 los 70 años y desdela época de los años 1970 la catacumba que está bajo el altar notiene luz eléctrica, quedando en el olvido de algunos y en laintriga de otros.
La llegada del ejército y decir que no había nada en lascriptas, los regaños del sacedorte a los asistentes a misa, loscambios de las generaciones que llegaron a la colonia y lanegación de los pobladores a hablar más de eso, hizo que lahistoria pasara poco a poco a guardarse en la memoria.
No es una leyenda, las 40 personas que se amotinaron aquellamadrugada decididos a prender fuego al templo vivieron algo tanreal que nos les importó enfrentar a un pelotón de soldados paraacabar con ese ser que los atormentaba y que no pudieron exterminarporque fueron detenidos.
Entonces, ¿la mujer vampiro sigue dormida en los túneles de laparroquia más antigua de Madero o en alguno de los 7 templos quefundó el padre Ignacio Rosiles?, ¿está en la escuela queconstruyó a unas cuadras de la iglesia?, ¿vive entre nosotroscomo una persona normal otra vez como creen algunos?