La Aduana, es una de pocas calles que aún conservan su nombre original desde que se hizo el primer trazo la ciudad y es una de las principales arterias del centro, ya que en ella han coexistido un gran número de comercios emblemáticos de Tampico, además de sitios que marcaron toda una época en distintos momentos del siglo pasado.
Fue precisamente para que esta parte de Tamaulipas contara con una aduana marítima que se creó el puerto de Tampico y esta calle que daba hacia el río y al primer recinto fiscal se le puso ese nombre, que permanecería desde 1823 a la fecha, pues la mayoría fue sustituido por personales de la historia o personalidad del puerto.
Traza la historia comercial de Tampico
Debe ser considerada la calle de mayor historia comercial en Tampico, considera Adrián Pérez Sobrevilla promotor cultural e historiador de la ciudad, "con nacimiento al sur en la conmemorativa plaza Hijas de Tampico, vio nacer a un simbólico edificio de la Luz, para atravesar un costado de la Plaza de la Libertad, donde surgió la actividad comercial de la ciudad".
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"Ahí estuvo el colegio Justo Sierra, así como varías ferreterías, tal es el caso de `La Palma´ de los Álava y `El Gallo de los Carrasco y Costa´, ambas en el sensacional edificio de `La Lastra´, que fue nada menos que el segundo inmueble de este tipo en haberse construido en Tampico", añade.
También estuvieron tiendas de Ropa como “El Mayoreo”, de los Arango y desde donde esta familia creó un emporio en México; el bar “Manhattan”, cantina que adornaba la calle con su música de acordeón y bandoneón, así como con el aroma de su botana a base de platillos de España, con su característico aceite de Oliva.
El “Alicia” y el “Bristol”, dos emblemas de Tampico
"Una mención especial merece el llamado edificio “Alicia”, en donde residió Doña Carmen Romero Rubio, benefactora de Tampico, al ser la primera dama con el general Porfirio Díaz Mori, presidente de Mexico, quien le dio un gran impulso a la ciudad construyendo la infraestructura básica para que el puerto pudiera convertirse en el más importante del país", agrega.
Por otro lado el Hotel Bristol, que se ubicó en Aduana y Carranza, fue famoso por su elegancia y por alojar en sus habitaciones a los primeros magnates que llegaron a este puerto, también fue sede de las reuniones de las revueltas obreras y oficina de Emilio Portes Gil, el único Tamaulipeco que llegó a ser presidente de México.
Entre los comercios inolvidables, comenta Pérez Sobrevilla, "están `Las Novedades´, tienda de ropa de Santillana y Fernández de las pocas que se conservan con más de 100 años de existencia, la panadería “El Molino” de Carlos Arcelus, la preferida de los propietarios de empresas y de trabajadores de Pemex, así como las joyerías, la “Joya” de los Mendive; El “Ónix” de los Barrón, El “Cronometro” de Flaminio, El “Rubí” de los Ettiene.
Lo popular también estuvo en esta calle
Los famosos cafés de chinos como el “Oriente”, “El Manolo”, “El Popular”, los bares “El Vapor”, el Salón Madrid, Salón Isabel, con las mejores jaibas naturales, el Cine Isabel y las tortas del “Gordolele” con sus llamados a saborearlas y con nombres como `Siboney´ y `Saipan´ en recuerdo de los portaviones que auxiliaron a Tampico en el ciclón de 1955.
El “Gordolele” junto con recordado "Yucateco" hicieron crecer el gusto por este tipo de comida, ya que aquí por la influencia de trabajadores que habían llegado en tiempos de auge de los estados de San Luis Potosí y Jalisco la influencia era de tacos y tostadas.
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La esquina de Aduana con la calle Obregón fue de gran alegría por el movimiento del Cine Isabel y los gritos del Gordolele, pero también por los lugares para bailar como el Casino Moctezuma y la Esquina Superior, sitios que marcaron toda una época en la vida nocturna de Tampico, con presentaciones de grandes orquestas.
Solo queda sus viejos edificios
La calle Aduana terminaba en la Plaza de Toros Tampico de los Ortega que también dio grandes satisfacciones por sus diferentes eventos, pues fue una de las primeras plazas donde el público empezó a conocer la tauromaquia así como artistas que solo veían en el cine, después de la plaza seguía el canal de la cortadura, donde por varios años sirvió como un cementerio para los tranvías en desuso.
Actualmente la Aduana es una calle que mantiene sus viejas construcciones como el rostro de un pasado que llenó a la ciudad de personajes de todo tipo y por donde varias de las personalidades más importantes de principios del siglo pasado caminaron admirando su esplendor y reconociendo en Tampico el puerto que cambio a México en el siglo pasado.