“No tengo tiempo”, “Ojalá pudiera hacerlo, pero no me alcanza la vida”, “Apúrate, ya es muy tarde”, “Mira la hora, qué es y no has hecho nada” o “No creo terminar a tiempo” son frases muy usadas en las conversaciones. Las personas a menudo libran una guerra contra el reloj. Sin embargo, esta problemática tiene una solución. Se trata del uso de técnicas para incrementar la productividad mediante la administración del tiempo, ¿quieres saber de qué se trata?
¿Qué es el tiempo?
Múltiples pensadores a lo largo de la historia se han hecho la misma pregunta. El teólogo San Agustín de Hipona, en su libro “Confesiones”, dijo que él sabía que era el tiempo si no se lo preguntaban, pero desconocía la respuesta una vez que la interrogante era formulada.
Por su parte, el filósofo Martín Heidegger, en su libro “Ser y tiempo”, aseguró que los seres humanos son “seres para la muerte”, cuya traducción sería: “el tiempo se acaba para todos” o “las personas son seres temporales”.
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La Real Academia Española (RAE) define el “tiempo” como “una magnitud física que establece un pasado, un presente y un futuro”.
El tiempo es un recurso limitado, el cual no se puede vender, comprar, intercambiar o negociar. El tiempo se acaba y no vuelve, no se repite, no hay manera de regresar a lo que ya fue ni conocer lo que va a ser. En ese aspecto, apunta San Agustín, lo único que tenemos es el presente.
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Entonces, si el tiempo es tan importante, si el reloj avanza sin piedad, ¿por qué las personas insisten en perder largas horas del día (de la semana, del mes y del año) en trivialidades y se niegan a aprender administrar mejor sus recursos?
Esa es una pregunta para el campo de la filosofía, lo que ahora nos compete es resolver una cuestión más práctica: ¿cómo aprendemos a manejar el tiempo para incrementar nuestra productividad?
Conoce 4 técnicas para incrementar tu rendimiento
La RAE se refiere a la “productividad” como “la capacidad para realizar un trabajo”. Alcanzar un alto y sano grado de rendimiento repercute de manera benéfica en todos los aspectos de la vida, tanto en el campo laboral, como familiar, académico, social y personal.
Primera técnica: Uso de una agenda
Cualquier cuaderno puede ser una agenda, basta con colocar la fecha en cada una de las hojas. Una agenda sirve para anotar las fechas de compromisos y recordatorios oportunos, además de calendarizar pagos pendientes, definir las actividades a realizar y llevar un seguimiento del trabajo realizado.
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Su uso es muy sencillo, basta con anotar día tras día la carga de trabajo y consultar de manera regular la planeación realizada.
Segunda técnica: Elaborar una lista de prioridades y pendientes
¿Tienes sueños, metas que te gustaría alcanzar y proyectos a realizar? Perfecto. Escribe cada uno de ellos y establece una fecha límite para conseguir los primeros resultados. A partir de esa información, crea un plan de trabajo y, por supuesto, cumple con los plazos establecidos.
Ejemplo:
Meta: Aprender un segundo idioma y obtener un certificado oficial de validez.
Fecha límite: Doce meses.
Plan de trabajo:
Paso uno, estudiar una hora al día, tres veces a la semana durante doce meses de manera autodidacta o acudiendo a clases virtuales o presenciales.
Paso dos, investigar el precio, la sede y los horarios de la aplicación del examen de dominio del idioma y ahorrar cada mes un porcentaje del costo total del certificado.
Tercera técnica: Método Pomodoro
¿Te cuesta mucho concentrarte en tus estudios o en tu trabajo? No eres el único, también le ocurrió a Francesco Cirillo en los años 80, solo que él, en lugar de caer en una angustia existencial, se propuso encontrar una solución a su problema. Así fue cómo inventó el Método Pomodoro.
La técnica consiste en trabajar de manera ininterrumpida durante 25 minutos, descansar durante 5 minutos y repetir cuantas veces se desee. El cuarto descanso entre pomodoros aumenta a 15 minutos.
La lógica es la siguiente: Trabaja 25 minutos, descansa 5, trabaja otros 25 minutos, descansa 5, trabaja 25 minutos más, descansa 5 minutos, vuelve a trabajar durante 25 minutos y descansa 15 minutos. Repite el proceso.
Cuarta técnica: Matriz de la Administración del Tiempo
¿No sabes diferenciar lo importante de lo urgente? De nuevo, no estás solo, esa misma problemática la padeció Dwight D. Eisenhower, expresidente de los Estados Unidos de América.
Para lidiar con su carga de trabajo diaria sin comprometer su salud mental, el político dividió todas sus obligaciones y pendientes en cuatro cuadrantes:
Urgente e importante: Cumplir estas actividades es prioridad, pues existe una fecha límite de entrega e incluso pueden perder vigencia.
No urgente, pero sí importante: Este recuadro incluye todos los planes a largo plazo en los cuales es crucial enfocarse, pero no de inmediato.
Urgente, pero no importante: Son tareas imprevistas a las cuales hay que prestar atención para poder continuar con los planes del día. Se les debe dedicar la menor cantidad de tiempo posible.
No urgente y no importante: En este rubro entran todas las tareas que técnicamente no sean importante ni urgentes, por ejemplo, mirar un partido de fútbol o la temporada completa de la serie de nuestro interés.
Aprender a manejar el tiempo es un proceso complicado, pero una vez que se han aprendido diversas técnicas para aumentar la productividad, la vida suele mejorar. Saber organizar el tiempo conlleva múltiples ventajas para nuestra calidad de vida, a saber, permite organizar mejor las actividades, establecer prioridades, crear rutinas de provecho, forjar hábitos sanos y liberar tensión. Entonces, ¿ya sabes cuál técnica vas a utilizar?
