Con la venta de ejemplares de El Sol de Tampico y sus ganas de progresar, el señor José Hernández logró hacerse de un patrimonio, además de sacar adelante a sus cinco hijas, cuatro de ellas lograron terminar una carrera profesional.
A bordo de una bicicleta rodada 28 con la que recorre la ciudad y con las ganas de salir adelante, don José relata que se ha dedicado a la venta del periódico de mayor circulación en la región por casi tres décadas.
Hoy en día cuenta con 48 años de edad y narra que a los 23 inició en el oficio de voceador y desde 1994 ha sido el encargado de llevar las noticias a las familias de las colonias Los Mangos, Los Pinos y Primero de Mayo en Ciudad Madero.
CON ALTAS Y BAJAS
Como todo en la vida este oficio ha tenido altas y bajas, durante la década de los 90 y 2000 le fue muy bien con este trabajo, con él construyó un patrimonio en la zona y pudo dar estudios a sus hijas.
“Me dio buenos resultados, en aquellos años vendía hasta 160 periódicos, pude hacer mi casa, saqué adelante a mis hijas, tengo cinco y a todos les di estudios, solo a la más chica que tengo le faltan unos meses para que termine la carrera”, citó.
El trabajo en aquellos años era duro, ya que desde las cinco de la mañana tenía que estar listo para comenzar a realizar los entregas de los periódicos, pero con una sonrisa de satisfacción asegura que valió la pena el sacrificio.
ATENCIÓN PERSONALIZADA
Nunca ha descuidado a sus clientes, ya que cuando se iba a su tierra o tenía que salir de la ciudad siempre dejaba a alguna persona para que les llevara el periódico, ya que los entregos deben de cumplirse sin pretexto.
Comentó que aunque en estos tiempos la tecnología ha invadido el mundo, todavía muchas personas siguen adquiriendo los ejemplares de este medio informativo más importante de la zona, por lo que seguirá trabajando junto a su inseparable compañera, la bici rodada 28 que lo ha acompañado durante años.
Hoy don José Hernández forma parte del equipo de personas que hacen que nuestro impreso llegue a sus manos, incluido en las filas de incansables voceadores que todos los días siguen gritando fuerte “¡El Sol... El Sol...!”
