No es una historia más, es la realidad de un mundo henchido deiniquidad, son de esas vivencias que duelen, hieren, laceran eltemple del ser humano más fuerte y nos obliga a reflexionar ¿porqué a este pequeño? ¿por qué a esta familia?.
Llegar a la calle Tul Nº. 710 de la colonia Vicente Guerrero,en el sector Moscú de este puerto, fue fácil, pues son muchas lasfamilias del rumbo que conocen la vida del pequeño Isaac PérezMorales, un niño de solo cuatro años y siete meses de edad queenfrenta la enfermedad de la hidrocefalia, aumento anormal de lacantidad de líquido cefalorraquídeo en las cavidades del cerebro,que le hacen pesar su cabeza siete kilogramos.
Acostado permanentemente boca abajo sobre una litera en su casade concreto sin enjarrar, que rentan sus padres Fortunato y Rosa,el chico reacciona ante la llegada del extraño, abre sus ojitos,agita sus manitas y piernas, como tratando de expresar algúnsentimiento por nuestra presencia.
Nacido un 25 de mayo, es sin duda un chiquillo hermoso, logrande de su cabecita no es limitante para pedir la atención omanifestar sus primeras palabras amorosas como mamá y papá.
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Isaac es gemelo y el crecimiento irregular de su cabeza le fuedetectado a los dos meses de nacido en el Hospital General “Dr.Fernando Quiroz Gutiérrez”, en San Miguel Xico, en la Ciudad deMéxico, y traído a este puerto bajo la ilusión de recibir untratamiento especial, pues su mamá asegura que en la capitalmexicana recibió un diagnóstico fatal, aunque establece que sushijos son un milagro, porque dice nacieron muertos.
De hablar seguro y fuerte, la señora Rosa explica que desde sullegada a Tampico recibió el apoyo de su hermana y de muchas otraspersonas de gran corazón, y a casi cuatro años a Isaac se le hanpracticado dos operaciones en el Hospital General “Dr. CarlosCanseco” de esta ciudad, cirugías que le han cambiado la vida yla esperanza de una mamá que confía en la ciencia médica y en elpoder Divino.
Este próximo 28 de septiembre el niño será sometido a otraoperación, esta vez estética, para corregir una parte de su cara,deformada por el acumulamiento del líquido cerebral.
Escuchar a Rosa, de oficio despicadora de camarón, despierta acualquiera. Es una mujer que conoce y siente los designios delCreador. Se declara guerrera, porque la adversidad que lleva acuestas y la incertidumbre de perder en cualquier momento a sugemelo no ha sido una tragedia ni una carga, sino una bendiciónque le ha enseñado a revalorar la vida y multiplicarse para cuidarde dos hijos más.
Habla con seguridad y la certeza de que un día mirará a Isaaccaminar o correr junto a su gemelo Isaías, quien ya acude apreescolar en un plantel de la colonia Moscú, un sector de altamarginación social.
Rosa y su esposo Fortunato, ayudante de albañil, tieneningresos económicos muy limitados y piden la ayuda de nuestroslectores e internautas para adquirir pañales desechables,medicamentos y pagar la operación de su pequeñito.
Ellos no poseen ayuda oficial y agradecerán el apoyo de lacomunidad a la cuenta Banorte 4915 6683 3088 9189 o contactarse conla señora Morales al 8333222102.
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