La inversión de 600 millones de dólares de Pemex en la compra de la refinería Deer Park a Shell en Estados Unidos desconcierta a empresarios tamaulipecos y consideran que esos recursos debieron inyectarse al reactivamiento de la economía mexicana, además de tratarse de un proyecto contrario a la política mundial de energías verdes.
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Hay muchas dudas respecto a la adquisición del complejo refinador en Houston, Texas, pues no existe información sobre su factibilidad y los beneficios que traerá al país y lo que sí ha trascendido es que representa un alto riesgo de inversión y acumula pérdidas significativas, señaló el coordinador zona sur de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC).
Consideró difícil que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador logre en el 2023 que México sea autosuficiente en combustibles apostando a una refinería con números rojos y mantenga a complejos como los de Ciudad Madero con porcentajes de producción muy inferiores a las proyecciones oficiales por la falta de presupuesto.
“En todo caso esos recursos debieron usarse para el fortalecimiento de la economía nacional y el apuntalamiento del sistema nacional de refinación y no apostarle a comprar la totalidad de una empresa, que se desconoce cómo funcionará ahora en ese país y qué se hará con los trabajadores”.
FAVORECER LA ECONOMÍA
En ese contexto, la presidenta de la Asociación Regional de Comerciantes e Industriales Mexicanos, María Dolores Martínez, consideró que el gobierno federal debió destinar esa inversión de 600 millones de dólares, que no se sabe de dónde salieron, a estimular el reactivamiento de la economía, apuntalar a las empresas micro, pequeñas y medianas para recuperar el crecimiento y empleo.
Hay desconfianza hacia las decisiones federales y no creemos que se alcance que México sea un país autosuficiente en gasolinas y que eso favorezca los precios y consecuentemente la economía de las empresas y las familias, apuntó.
Eduardo Manzur Manzur, expresidente del Consejo de Instituciones Empresariales del Sur de Tamaulipas, dijo que lo que se sabe es que la refinería estadounidense está quebrada y permanecía en proceso de cierre e ilógica apuesta federal a combustibles contaminantes, cuando el mundo está cambiando hacia las energías verdes.
En todo caso, coincidió en que Pemex debe gastar en refinerías como la de Ciudad Madero, impulsar la producción de petroquímicos y atender los requerimientos de la industria de Altamira, obligada a importar casi el 100% de los insumos que necesita para su producción. “No entendemos por qué apostarle a la refinación de gasolinas, cuando la tendencia mundial es apostarle al uso de energías limpias y promover el uso de vehículos eléctricos”.
Señaló que ahora Pemex tendrá un desafío mayor, pues además de reconfigurar las 6 refinerías nacionales, está obligado a terminar la construcción de Dos Bocas en Tabasco y operar la reciente adquisición de la refinería de Houston y no hay la certeza de que pueda lograrlo esta administración.