La restricción presupuestal para Conapesca y la consecuente eliminación de subsidios al diésel marino podría ser el fin para la flota camaronera de Tampico al asociarse a la baja rentabilidad las menguadas cosechas en alta mar y el sobreprecio de refacciones, advirtió la Cámara Nacional de la Industria Pesquera y Acuícola de Tamaulipas.
Con una capacidad instalada de 182 barcos y una veintena de plantas procesadoras, la pesca de camarón es puntal económica de miles de familias y que podrían quedar en desabrigo si el nuevo gobierno federal hace efectiva la cancelación del apoyo de dos pesos por litro de diésel para los armadores inscritos en el programa federal para la flota mayor, advirtió el empresario Nicanor Fernández Cabrera.
El directivo de Canaipesca en la entidad advirtió que el desconcierto y la incertidumbre privan en el sector camaronero de Tampico, pues datos extraoficiales adelantan que serán eliminados esos respaldos para los armadores del país dentro del ajuste de más de 50% al presupuesto para la todavía existente Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca.
“Estamos en un callejón muy crítico, pues no sabemos qué sucederá con los apoyos y por lo pronto ya no se hizo efectiva la ayuda para la rehabilitación de la flota pesquera, hecha en agosto pasado, pues menos de 10% de los armadores locales que hizo la solicitud obtuvo la aportación federal”.
Advirtió que de cancelarse los subsidios, estos podrían ser las últimas salidas para la flota local, pues al comenzar la temporada baja de pesca en el litoral de Tamaulipas y Veracruz deja de ser rentable pagar un viaje con 480 mil pesos de combustible para obtener dos o tres toneladas de captura.
A eso hay que agregar que el precio del camarón está bajo y hay poca demanda y con ello el costo por tonelada oscila en los 110 mil pesos, lo que no cubre los gastos de operación del viaje, explicó.
Lamentó el abandono histórico que sufre la flota camaronera local, pues a pesar de ser la más importante del Golfo de México con cosechas anuales de 12 mil toneladas, su sobrevivencia permanece amenazada por el encarecimiento del combustible, la falta de financiamiento y el desdén oficial.
En Tampico, el sector emplea directamente a 1,100 tripulantes, pero de esa actividad dependen otros 8 mil más, incluyendo los que trabajan como despicadores, además de talleres mecánicos, astilleros y varaderos.