Incursionan los Anfibios

Antonio Sosa

  · lunes 4 de septiembre de 2017

Varios días después de los vientos huracanados del “Hilda”llegó la inundación, producto de las avenidas de agua quearrastraba el río Pánuco desde su nacimiento en la zona de laaltiplanicie del centro de México, donde las lluvias generadastanto por este fenómeno como por “Janet” provocaron unasituación de emergencia.

El agua descargada río arriba, en el llamado sistemaTula-Moctezuma-Pánuco estimado en una extensión de más de 510kilometros, así como del Guayalejo-Tamesí provocó que dosterceras partes de la huasteca tamaulipeca, veracruzana y potosinaquedaran ahogadas.

Por ello en los primeros días de octubre, el gobierno deEstados Unidos decidió enviar unidades anfibio, conformadas porpoderosas máquinas que fueron traídas a bordo del Destuctor“Bassett” y otros en el portaviones “Siboney”, para sumarsea las labores que ya desarrollaba en la región el general MiltonEdward Miles.

“El Hilda lo dejó todo destrozado, pero como un mes despuésllegó lo peor, ya que provino la inundación, el río -Pánuco-parecía cascada, se veía incluso la caída del agua que veníacon mucha fuerza”, dijo Don Jose García García, residente desdeentonces en el Paseo Doña Cecilia en La Barra.

Él contaba con 28 años de edad, por lo que perfectamenterecuerda que el ruido generado por la corriente del poderosoafluente que se escuchaba a varias cuadras, notándose el rugir delas aguas cargadas de palizada, animales, personas y casascompletas que fueron arrasadas por la potencia del huracán y desus aguas.

Muchas regiones de la zona sur de Tamaulipas en Altamira y elnorte de Tampico estaban incomunicadas, por el corte de callesprincipales ante el desbordamiento de lagunas y canales que estabansobrepasados en su capacidad para drenar los millones de litros deagua.

“Estados Unidos mandó los barcos de guerra para auxiliar yahí traían tambien anfibios”, mencionó Don Pepe, en laentrevista concedida a El Sol de Tampico en su casa, en el mismosector maderense donde vivía en aquella época de 1955.

Las unidades de tierra y agua apenas lograban avanzar por lagran fuerza de la corriente, navegando hasta llegar al canal de LaAmargura, entre las colonias La Barra y Varadero, donde lograbantocar tierra y subir a hasta un terreno que no había sidoalcanzado por el agua.

[caption id="attachment_693221" align="alignnone" width="615"]Carolina Infante Pacheco, cronista de Ciudad Madero, indicó que enla zona de la TAT se resguardaron algunas de estas unidades deguerra.[/caption]

[caption id="attachment_693222" align="alignnone" width="615"]Don Pepe García García recuerda la entrada de las unidadesanfibias por el río Pánuco.[/caption]


LA TAT


En esos años operaba en esa zona la Terminal Aérea Tampico,mejor conocida como “La TAT”, que era un aeropuerto utilizadopor vuelos privados, comerciales y de Petróleos Mexicanos (Pemex),zona que fue usada como primer sitio para albergar a las unidadesanfibias que llegaban en auxilio.

“Los portaaviones no entraron porque no cabían en el río porel calado, pero desde allá -mar adentro- enviaban loshelicópteros y las unidades anfibias para ayudarnos, fue unasituación que verdaderamente todos agradecemos demasiado”,mencionó el hombre de 90 años de edad.

Incuso él alcanzó a ver cómo los helicópteros se colocabansobre las casas o árboles que eran arrastrados por el río congente en sus techos o en sus copas, “bajaba una escalinata y sesubía a la gente para llevarla a una zona segura de La Barra, yaque aquí el agua subió como un metro pero en Tampico todo seinundó”.

Mediante las unidades agua – tierra el Ejército de EstadosUnidos logró llegar a Altamira y a zonas alejadas del norte deTampico o Ciudad Madero, llevando alimento, comida y fármacos,habiendo pasado por lo menos dos semanas del impacto delhuracán.

Parte de lo que hoy es la avenida Miguel Hidalgo estababloqueada por el desbordamiento de la laguna La Herradura, mientrasque en lo que se denomina hoy Siete Leguas en Ciudad Madero el pasoera prácticamente imposible por lo que se requería de losanfibios.

La versión de Don Pepe es reforzada por la Cronista de CiudadMadero, Carolina Infante Pacheco, quien precisó que “en losanfibios traían comida, apoyos, despensas, cobijas y enormes pacasde ropa, ya que había gente que llevaba días sin ingeriralimentos”.

Los marines, enfermeros y doctores americanos descendían dehelicópteros o unidades de tierra directamente a atender a loshuastecos que vivían una de las más grandes tragedias y desastresnaturales registradas por la historia del siglo pasado.

El despliegue de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos fue portodos los flancos mediante la “Operación Amistad”, logrando deesta manera salvar la vida de cientos de personas que estuvieron apunto de morir ahogadas, por enfermedades o por hambre al vivir pordías incomunicados.

“Me daba gusto ver que se preocuparan por nosotros losmexicanos la gente de Estados Unidos, como ahora México estáenviando a Texas, eso habla de gente buena, de gran corazón y dehermandad”, dice Don Pepe, el hombre a quien se le humedecen losojos de recordar aquello que vivió hace más de seis décadas.

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