/ miércoles 8 de abril de 2020

In memoriam, actor Óscar de la Huerta

Desde infante vivía jugando a escribir guiones, a interpretar las canciones de moda e imaginar toda suerte de actuaciones, encauzando de esta manera natural su camino al teatro

Podrás desarrollar tu gusto escénico impartiendo clases, le comentó su papá el profesor Cedillo, quien le había conseguido una planta en una secundaria del puerto como maestro de educación artística. Óscar, quien estudiaba los primeros semestres de universidad, agradeció su amoroso gesto, al tiempo que mencionó su negativa a limitarse a la cátedra: –Quiero vivir del escenario, le espetó-, dejando atónito a sus padres quienes, ante la valentía de su joven hijo, decidieron apoyarlo con su proyecto de renunciar a su estadía en la Alma Mater para emprender su viaje a la Ciudad de México, a finales de la década de los 80.

Uno de los principales éxitos del hombre emerge al descubrir cuál es su pasión: dicha virtud tuvo Óscar de la Huerta quien desde infante vivía jugando a escribir guiones, a interpretar las canciones de moda e imaginar toda suerte de actuaciones, encauzando de esta manera natural su camino al teatro.

Su formación actoral estuvo a cargo de la maestra Linda Leyva en el taller de teatro de la Facultad de Comercio y Administración de Tampico, enseñándole que por encima de las más brillantes cualidades que pueda contar el actor se hallan la disciplina, el trabajo en equipo, la comprensión puesto que la actuación no se trata de un pasatiempo sino un vehemente compromiso.

De los trabajos bajo la batuta de Linda Leyva en 1987, destacan: “Este es el juego”, obra escrita por Román Calvo y presentada en el Aula Magna de la UAT.

En ella interpreta varios personajes, entre ellos a “El Suficiente” especie de sabiondo que define a “Pérez” (personaje principal) como “un inadaptado” por cuestionar los falsos convencionalismos sociales. En ese mismo año participa en una producción profesional, cuando a la localidad arriba una telenovela de Televisa México, “Luz y Sombra”, con Thalía y Alberto Mayagoitia. En dicha realización aparece en diez capítulos los cuales le sirven para que el productor Gonzalo Martínez le apoye en su sueño de convertirse en actor.

Cortesía Facebook Oscar de la Huerta

Al graduarse en la academia de actuación profesional “Emilia Carranza” (carrera que cursó durante 3 años), el mismo Gonzalo Martínez le llama para entrar a “El Vuelo del Águila” donde integra el elenco durante la primera parte de la telenovela en el papel de Matías Romero. Aunque su trabajo más importante lo realizó en teatro, participando en un diverso abanico de obras, desde clásicos, pastorelas, puestas infantiles, comedias, hasta performance para cabaret, alcanzando buen prestigio en el medio artístico teatral. El gran actor Vittorio Gassman mencionaba: “El teatro no se hace para contar las cosas, sino para cambiarlas”. Y para Óscar de la Huerta su principal interés fue la labor infantil, ya que conocía que inyectando la magia del teatro a los niños podía contar con diversas herramientas que les ayudaría para manejarse en su entorno social.

Cortesía Facebook Oscar de la Huerta

Acerca de la filosofía teatral que manejaba, señalaba que como actores había que estar comprometidos con la puesta en escena, llegar a los ensayos con los diálogos aprendidos ya que los ensayos son para crear el personaje, no para buscar la memoria. Manifestaba que había que tener disciplina dentro y fuera de la actuación, estudiar, leer bastante para poder crear una atmósfera favorable para que el actor se desarrolle libremente; respetar y sujetarse a la disciplina, que no haya grupitos problemáticos ya que son los que interfieren para el éxito. Sobre una de las mayores enseñanzas que le proporcionó el teatro fue cuando estaba en la obra Adorables Enemigas, con Carmen Montejo y Marga López.

Cortesía Facebook Oscar de la Huerta

“Al finalizar una función en provincia y se regresaba a la Ciudad de México, el coche donde viajaba la señora Montejo se salió de la carretera y se volteó. Afortunadamente sólo fue el susto ya que la señora salió ilesa. Cuando el productor Morris Gilbert la observó, le dijo: No te presentes a la función de mañana, tómate algunos días. A lo que ella contestó: He vuelto a nacer, cómo crees que no voy a dar la función. Al día siguiente, cantó, bailó e hizo reír al público como si nada. Al final de la obra nos dijo: Mi mejor medicina es el teatro. Esa noche me enseñó que para ser estrella se debe entregar todo por el teatro”, expresaba el histrión.

Cortesía Facebook Oscar de la Huerta

El martes pasado 17 de marzo en la Ciudad de México falleció el actor Óscar de la Huerta, tampiqueño, a los 50 años. Fue velado acompañado de cerca de 200 compañeros del gremio artístico que le brindó un minuto de aplausos. Hoy sus cenizas residen en su amado Tampico.

Cortesía Facebook Oscar de la Huerta

Podrás desarrollar tu gusto escénico impartiendo clases, le comentó su papá el profesor Cedillo, quien le había conseguido una planta en una secundaria del puerto como maestro de educación artística. Óscar, quien estudiaba los primeros semestres de universidad, agradeció su amoroso gesto, al tiempo que mencionó su negativa a limitarse a la cátedra: –Quiero vivir del escenario, le espetó-, dejando atónito a sus padres quienes, ante la valentía de su joven hijo, decidieron apoyarlo con su proyecto de renunciar a su estadía en la Alma Mater para emprender su viaje a la Ciudad de México, a finales de la década de los 80.

Uno de los principales éxitos del hombre emerge al descubrir cuál es su pasión: dicha virtud tuvo Óscar de la Huerta quien desde infante vivía jugando a escribir guiones, a interpretar las canciones de moda e imaginar toda suerte de actuaciones, encauzando de esta manera natural su camino al teatro.

Su formación actoral estuvo a cargo de la maestra Linda Leyva en el taller de teatro de la Facultad de Comercio y Administración de Tampico, enseñándole que por encima de las más brillantes cualidades que pueda contar el actor se hallan la disciplina, el trabajo en equipo, la comprensión puesto que la actuación no se trata de un pasatiempo sino un vehemente compromiso.

De los trabajos bajo la batuta de Linda Leyva en 1987, destacan: “Este es el juego”, obra escrita por Román Calvo y presentada en el Aula Magna de la UAT.

En ella interpreta varios personajes, entre ellos a “El Suficiente” especie de sabiondo que define a “Pérez” (personaje principal) como “un inadaptado” por cuestionar los falsos convencionalismos sociales. En ese mismo año participa en una producción profesional, cuando a la localidad arriba una telenovela de Televisa México, “Luz y Sombra”, con Thalía y Alberto Mayagoitia. En dicha realización aparece en diez capítulos los cuales le sirven para que el productor Gonzalo Martínez le apoye en su sueño de convertirse en actor.

Cortesía Facebook Oscar de la Huerta

Al graduarse en la academia de actuación profesional “Emilia Carranza” (carrera que cursó durante 3 años), el mismo Gonzalo Martínez le llama para entrar a “El Vuelo del Águila” donde integra el elenco durante la primera parte de la telenovela en el papel de Matías Romero. Aunque su trabajo más importante lo realizó en teatro, participando en un diverso abanico de obras, desde clásicos, pastorelas, puestas infantiles, comedias, hasta performance para cabaret, alcanzando buen prestigio en el medio artístico teatral. El gran actor Vittorio Gassman mencionaba: “El teatro no se hace para contar las cosas, sino para cambiarlas”. Y para Óscar de la Huerta su principal interés fue la labor infantil, ya que conocía que inyectando la magia del teatro a los niños podía contar con diversas herramientas que les ayudaría para manejarse en su entorno social.

Cortesía Facebook Oscar de la Huerta

Acerca de la filosofía teatral que manejaba, señalaba que como actores había que estar comprometidos con la puesta en escena, llegar a los ensayos con los diálogos aprendidos ya que los ensayos son para crear el personaje, no para buscar la memoria. Manifestaba que había que tener disciplina dentro y fuera de la actuación, estudiar, leer bastante para poder crear una atmósfera favorable para que el actor se desarrolle libremente; respetar y sujetarse a la disciplina, que no haya grupitos problemáticos ya que son los que interfieren para el éxito. Sobre una de las mayores enseñanzas que le proporcionó el teatro fue cuando estaba en la obra Adorables Enemigas, con Carmen Montejo y Marga López.

Cortesía Facebook Oscar de la Huerta

“Al finalizar una función en provincia y se regresaba a la Ciudad de México, el coche donde viajaba la señora Montejo se salió de la carretera y se volteó. Afortunadamente sólo fue el susto ya que la señora salió ilesa. Cuando el productor Morris Gilbert la observó, le dijo: No te presentes a la función de mañana, tómate algunos días. A lo que ella contestó: He vuelto a nacer, cómo crees que no voy a dar la función. Al día siguiente, cantó, bailó e hizo reír al público como si nada. Al final de la obra nos dijo: Mi mejor medicina es el teatro. Esa noche me enseñó que para ser estrella se debe entregar todo por el teatro”, expresaba el histrión.

Cortesía Facebook Oscar de la Huerta

El martes pasado 17 de marzo en la Ciudad de México falleció el actor Óscar de la Huerta, tampiqueño, a los 50 años. Fue velado acompañado de cerca de 200 compañeros del gremio artístico que le brindó un minuto de aplausos. Hoy sus cenizas residen en su amado Tampico.

Cortesía Facebook Oscar de la Huerta

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