El edificio con arquitectura de origen español que alberga la Iglesia Santiago Apóstol en la zona centro de Altamira, al sur de Tamaulipas, tiene su propia historia y una de las que se cuenta de generación en generación es que fue edificada con piedra traída del ejido La Pedrera, unidas con una mezcla de leche y nopal.
Dicha combinación hoy en día se comenta que generó un sólido pegamento que ha perdurado, ya que este templo lleva más de dos siglos de haber sido erigido.
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La gente oriunda de este municipio, vecino de Tampico, se siente orgullosa de contar con este inmueble histórico cuya construcción inició en el año de 1747 y fue terminado medio siglo después para albergar a Nuestra Señora de las Caldas.
En su interior se encuentra una imagen en bulto de la Virgen María amamantando a su hijo, escena plasmada en imágenes sacras.
Con piedra extraída de La Pedrera (sector que por eso recibe ese nombre)
Con base a pláticas con personas originarias de este municipio y reafirmado por los cronistas, la Iglesia Santiago Apóstol fue edificada con piedra extraída de la zona rocosa del municipio y nos referimos al lugar conocido como La Pedrera, de ahí viene su nombre.
Se dice que de lo que hoy es el vaso captador de agua ubicado a un costado de Villas de Altamira y de la calle que lo divide con el fraccionamiento Villas de las Flores, fue de donde se extrajeron las piedras para levantar el edificio, por eso quedó formado dicho hoyanco.
“Podemos decir que al momento de la construcción del templo religioso se conjugaron varios elementos, uno de ellos fue la piedra del ejido La Pedrera.
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Para unir firmemente esa piedra realizaban una mezcla de nopal hervido en agua antes de utilizarlo, para agregarle grandes cantidades de leche, pues Altamira siempre se ha distinguido por ser un gran productor de ganado”, dijo el cronista Francisco Castellanos Saucedo.
Además de fijar Ias piedras en el lugar del acomodo, el uso de leche se hacía con la creencia que el lácteo nunca faltara en la villa, “ya que consideraban que con esta acción asegurarían la protección para la cría de ganado, la leche, sus derivados y la carne de los bovinos que conservaban con sal traídas del Pueblo de la Sal, hoy Lomas del Real”, refirió el historiador.
Su campana fue hecha con oro extraído de cadenas y monedas
El templo católico es referente arquitectónico por los pilares de gran altura que sostiene el cuerpo principal de la nave y en su exterior se localiza una torre con las campanas, que a decir del historiador una fue hecha con cadenas, aretes y monedas de oro que donó la misma comunidad.
“Al momento que la población donó todos sus joyas y cosas de valor de oro, pues aparte de que agradarían a Dios, les daría un sonido peculiar al sonar las campanas y eso agradaría a los residentes de este municipio que siempre ha sido un pueblo católico y sobre todo unido ante este tipo de causas”, expresó Francisco Castellanos.
Los malhechores, al tener conocimiento de que esa campana estaba elaborada con oro y no solo de bronce, la robaron a principios del siglo XX.
Sin duda los altamirenses deben sentirse muy orgullosos al contar con una iglesia que es patrimonio histórico de México, que cuenta con elementos característicos propios de Altamira como la piedra, leche y nopal; así como la campana que -aunque robada- denotó la unidad de los lugareños.
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Iglesia de Santiago Apóstol, un referente para el desarrollo arquitectónico
La arquitectura exterior de la Iglesia Santiago Apóstol ha sido tomada como referente para la construcción de otros edificios en la zona centro de la ciudad, con la finalidad de crear una uniformidad y convertirlo en el centro histórico.
Parte de este templo se ha tomado para construir o renovar el palacio municipal y la Biblioteca Municipal “Juan M. Macías”, además los acabados del kiosco de la plaza Constitución le dan un realce a Altamira, que es considerada la madre de las fundaciones de Tampico y Ciudad Madero.
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La Iglesia Santiago Apóstol es sin duda referente en el catolicismo y la arquitectura de Tamaulipas, no solo por la leche y el nopal usado en su edificación, sino también por los años de historia y la inquebrantable fe de sus feligreses.