Había llegado ya el tren a La Barra, las escolleras eran un paseo cotidiano y las refinerías atraían a miles a un nuevo poblado llamado Villa Cecilia.
Sin embargo, no existían aún muchos sitios para la fe, en estas circunstancias fue que el padre Celerino Cabrera llegó desde San Luis Potosí a este poblado en 1918, con la encomienda de buscar un lugar para un nuevo templo cristiano.
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INICIÓ CON EL CENTENARIO DE TAMPICO
Lejos del bullicio del ferrocarril y el trajín industrial de Árbol Grande, Villa Cecilia y La Barra, el sacerdote estableció el centro de fe en una zona que se ubicaba a varias cuadras del río y donde la población tuviera la tranquilidad para acudir a escuchar la palabra de Dios, iniciando así la historia de uno de los templos más icónicos de la región.
La parroquia de El Sagrado Corazón de Jesús comenzó como una humilde capilla de madera, a la que la población, que vivía en los suburbios de la entonces Villa Cecilia, ayudó a edificar y fue declarada lista para las celebraciones el 1 de enero de 1923, coincidiendo con el año del centésimo aniversario del puerto de Tampico, cuando muchas otras obras fueron también inauguradas.
Testigo del desarrollo de la villa, el templo se enlazó así a la historia de la naciente comunidad, pues un año después, en 1924, los habitantes de los cuatro poblados del oriente de Tampico, se independizaron y comenzó la historia de lo que hoy es Ciudad Madero, cambiando la sede de la actividad comercial poco a poco hacia donde se ubicaba la parroquia.
LAS GUERRAS DETIENEN SU RECONSTRUCCIÓN
Mientras la ciudad inició su transformación, la capilla se mantuvo prácticamente cerrada, pues durante los años de 1926 a 1929 todos los templos de México estuvieron sin operar con motivo del conflicto entre los católicos conservadores y el gobierno de Plutarco Elías Calles, etapa a la que se le conoció como la “Guerra Cristera”.
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A partir de la década de 1930 el Sagrado Corazón de Jesús iniciará su primera de varias remodelaciones, que es cuando se agregan a la construcción de madera las dos naves laterales, después en 1938, año de la revuelta de la expropiación petrolera en Madero, con la intervención del Vicario General de la Diócesis de Tampico, Diomedes Sánchez, se reactiva la reestructuración del templo.
En noviembre de ese 1938 se puso la primera piedra del templo moderno y se inició la construcción de parte de las bóvedas laterales, además del primer tramo de la bóveda central, pero al empezar la segunda guerra mundial se tuvo mucha dificultades para conseguir materiales y se detuvieron las obras.
SE ACTIVA LA POBLACIÓN PARA CONSTRUIRLO
Hasta 1946, vecinos se reunieron con las autoridades eclesiásticas del templo y acuerdan formar el Comité Pro Construcción de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús y retomar los trabajos, encabezados por el cura Santiago Martínez, como director, como presidente del comité el señor J. Guadalupe R. González, como secretario Alfredo Escalante y Tesorero Oscar D. Garibay.
Con la realización de diversos festivales, conciertos, tertulias y otros eventos, así como la cooperación de clubes sociales locales, se logró un fondo para reiniciar con las remodelaciones del templo, pudiendo ir dando forma a lo que hoy es la parroquia, interviniendo los trabajadores petroleros de Madero, que también contribuyeron con diversos apoyos.
En esta época se concluyeron las bóvedas, los pisos, así como la construcción del espacio para las 300 criptas que se ubican en los sótanos, teniendo aún distinta la fachada a como se le conoce hoy, pues será hasta noviembre de 1978, cuando Monseñor Santiago Martínez, sexto párroco del templo, se encargó de promover y hacer realidad el diseño actual de cantera rosa.
Posteriormente se colocarán los cuatro evangelistas, Juan, Marcos, Lucas y Mateo, que miden poco más de dos metros, en la parte más alta de la entrada de la parroquia que flanquean desde el cielo a Ciudad Madero.
CASI UN SIGLO EN LA HISTORIA DE MADERO
La parroquia se ha ido embelleciendo poco a poco, con la colocación de vitrales traídos de Monterrey, Nuevo León, cinco candiles que descienden desde las cúpulas, la colocación de siete arcángeles y una diversidad de arte sacro en estatuas y pinturas, que dan un toque muy especial a este singular templo católico.
La historia de este templo va unida a la historia de muchos maderenses y vecinos de esta urbe. Ante sus puertas se siguen encontrado amores, amistades, esperanzas y sueños, su altar ha unido a miles en nombre de Dios y despedido hacia un mundo mejor a seres amados.
Frente a la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús se encuentra la plaza, que por muchos años fue también un lugar de alegre convivencia, por eso el templo además de la fe católica, también guarda muchos de los más bellos recuerdos y las vivencias de ser de Ciudad Madero.