¿Quién ha disfrutó en su niñez de los cuentos de hadas?, leído por nuestros padres, hermanos mayores o abuelitos, sin duda la posibilidad de ejercitar la mente y viajar a mundos llenos de belleza y fantasía.
Cada 26 de febrero se celebra el Día Mundial de los Cuentos de Hadas, mismo que tiene su origen en la festividad estadounidense denominada “Tell a Fairy Tale Day”. Para muchos, son historias contadas con el objetivo de arropar a los más pequeños del hogar y encaminarlos al reino de los sueños, sin embargo, toda esa magia suele ser el inicio del autodescubrimiento, el amor y la esperanza.
“Los cuentos de hadas son el comienzo de todo porque no necesitamos irlos a buscar en una librería. La mayoría de ellos llegan a nosotros en la infancia, han pasado de generación en generación y también se han modificado con el paso del tiempo sin perder su esencia”, describió María Dolores Lazcano, mejor conocida como “Lolita Cuentacuentos”.
En entrevista para EL SOL DE TAMPICO, explicó que al hablar de estos relatos hay ciertas constantes: una princesa, un príncipe, un dragón o una bruja, “es la eterna lucha del bien y el mal, el triunfo de los más justos y los finales felices. Pero cuando los seres humanos vamos creciendo descubrimos que las narraciones no son como las contaba nuestra mamá, tía o abuelita y que además de describir sucesos llenos de color, fantasía y emoción; también tienen otras intenciones y nos dan pistas de cómo era vivir en la época en la que fueron escritos”.
En este sentido, subrayó que durante la infancia los cuentos nos abrazan, dan cariño y nos permiten compartir momentos de ternura y amor con nuestros seres queridos, “pero cuando crecemos nos damos cuenta de que, a la par, plasmaban nuestras emociones y nos ayudaban a encontrar sentimientos. Sirven para esclarecer algunas ideas desde un punto de vista psicológico y entender que, si un personaje puede vencer al más temible villano, nosotros también podemos ser fuertes y vencer los peores miedos”.
Lolita Cuentacuentos señaló que los príncipes, las princesas y los villanos son representaciones de patrones de actitudes y características muy comunes entre los diferentes estratos de la sociedad y en los diversos sectores, sin embargo, no únicamente los más pequeños del hogar necesitan leer y reconfortarse con las historias de hadas.
“Hay muchos adultos que no leen, que nunca han leído y no tienen idea de los infinitos mundos, universos y reinos que existen en nuestra literatura. Un adulto que escucha un cuento de hadas se convierte en un niño automáticamente, tiene un respiro y entra a un mundo de fantasía que incluso puede ayudarle a sentirse identificado y escuchado. A veces solo se necesita un buen cuento para sanar internamente y resolver conflictos internos que teníamos pendientes”, remarcó la integrante del programa nacional de Salas de Lectura.
Finalmente, invitó a los padres de familia a seguir compartiendo estas historias llenas de creatividad e imaginación, “el niño a través de las palabras está creando un mundo que algún día lo va a rescatar porque la fantasía nos abre los ojos y nos ayuda a redescubrir que la vida no solo es blanca o negra, sino que está repleta de colores”.