Entre los hechos más raros que ocurrieron en la Revolución Mexicana está la batalla aeronaval que se desarrolló en las costas de Sonora en 1914, aunque el episodio es poco mencionando, el acto bélico se encuentra entre los primeros del mundo entre barcos contra aviones y Tampico se involucra de forma especial.
La calle iba a la par del correr de los ríos Tamesí y Pánuco cuando se fundó la ciudad, conserva en su trazo aún la línea que dibujaba la corriente, es a partir de 1826 cuando formalmente se le da el nombre De la Ribera, como ya le llamaban los habitantes fundadores, fue la primera de la ciudad antes de que desecaran un brazo al río.
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Fue sede de la primera embotelladora de Coca-Cola en México
Esta calle se convertirá a lo largo de las primeras décadas de la ciudad en el epicentro de la actividad comercial del puerto, pues ahí se establecerán las primeras tiendas comerciales, cafetería y hasta centros de convivencia, años después la completa del petróleo también se instalarán en esta calle e incluso la primera embotelladora de Coca-Cola en México.
El nombre permaneció hasta la primeras décadas del siglo pasado, sin embargo, un hecho ocurrido al otro extremo del país impactará en el puerto para cambiar la nomenclatura a la famosa calle De la Ribera, acontecimiento que también dejó un precedente en las batallas que se registraron dentro de la guerra conocida como Revolución Mexicana.
“En el libro 'Remembranzas del Casino Tampiqueño (1890-2015)' se menciona que se organizó un evento para el comandante del Cañonero Tampico en el Casino Tampiqueño. Esto es interesante porque, quizá, el buque si fondeó alguna vez en el puerto”, señala el encargado del despacho de crónica de Tampico, Josué Picazo.
De acuerdo a datos de la Secretaría de Marina, el navío fue navegando en flotilla junto al Veracruz, “viajaron al sureste acompañando al presidente Porfirio Díaz en su viaje a Yucatán, posteriormente el Tampico fue destinado al Pacífico, zarpando el 12 de diciembre de 1905, al mando del comandante José Servín, por lo que si es probable que estuviera en el puerto hasta esa fecha”.
Un barco artillado, así era el Cañonero Tampico
El Cañonero Tampico fue uno de los barcos artillados con los que contaba México en su incipiente Marina de Guerra, tenía 12 armas a lo largo de eslora y manga, era utilizado como un guardacostas y al momento del amotinamiento se encontraba en Guaymas, Sonora. Fue construido junto con el cañonero Veracruz en el astillero de Lewis Nixon, Nueva Jersey, Estados Unidos en 1902.
Entre los pocos elementos de las fuerzas armadas de México que se rebelan a Victoriano Huerta, por haber asesinado a Francisco I. Madero, están los marinos del Tampico, que el 22 de febrero de 1914 paran a las fuerzas revolucionarias, ya que el primer teniente, Hilario Rodríguez Malpica -con 25 años a esa fecha-, se rebeló en Guaymas, Sonora, y junto con otros oficiales, tomó preso al capitán del navío, Manuel Castellanos.
Más tarde, tras liberar a quienes no aceptaron el apoyo que aquello daba al Constitucionalismo, el nuevo capitán se dirigió a Topolobampo, Sinaloa, puerto que controlaban las tropas de Venustiano Carranza, entonces el gobierno central ordenó castigar la traición de Rodríguez Malpica, por ello, el 3 de marzo, el “Guerrero” inició un bloqueo al puerto sinaloense y, un día después, junto con el Cañonero “Morelos” abrió fuego sobre el “Tampico”.
Un segundo encuentro ocurrió el 13 de marzo cuando el “Tampico” intentó salir de Topolobampo. Las acciones bélicas se reanudaron el último día de ese mes: la fuerza federal había colocado dos barcos obsoletos -el “Demócrata” y el “Oaxaca”- para entorpecer la eventual huida de los revolucionarios.
Desde el 31 de marzo y hasta el 22 de abril, continuaron los cañoneos ya únicamente entre el “Guerrero” y el “Tampico”, con un saldo casi fatal para este último de no haber sido por el auxilio del biplano “Sonora”, desde el cual se arrojaron bombas que no consiguieron dañar, pero sí alejar al “Guerrero”, navío que, junto con el “Oaxaca” y el “Demócrata”, volvió a Guaymas. Del 22 de abril al 10 de junio se hizo todo lo posible para reflotar al “Tampico”.
Sin embargo, a 30 millas náuticas, la caldera que lo mantenía en función también falló y lo dejó a la deriva, por lo que el "Guerrero" continuó su ataque terminando por hundir el barco revolucionario. La artillería causó un incendio en la nave revolucionaria y el capitán dio una doble orden: abandonar la nave y abrir sus válvulas de fondo para llevarla al lecho marino.
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Ya en botes salvavidas, los hombres intentaron llegar a tierra, pero fueron interceptados por el “Guerrero”. Fue en esa situación extrema que Hilario Rodríguez Malpica tomó su pistola, la llevó a su boca y se suicidó.
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Al triunfo de la revolución Mexicana este episodio de guerra aeronaval quedó casi en el olvido, sin embargo en 1940, como un reconocimiento a los marinos rebeldes, la calle De la Ribera en Tampico, fue cambiada de nombre por el de Héroes del Cañonero Tampico, como un homenaje a esta tripulación que luchó del bando revolucionario y a esta gesta poco común en la historia de México.