En los últimos días, ha surgido una recomendación en redes sociales que sugiere verter una cubeta de agua en patios o calles para fomentar la generación de lluvias. Sin embargo, en TikTok han explicado por qué esta acción no es tan buena idea como parece.
El ingeniero y creador de contenido, Rafa Carbajal, desmitificó esta idea en un reciente video. Aunque la propuesta sugiere que el agua vertida fortalecerá las nubes, Carbajal explica que la mayor parte del líquido se absorberá en el suelo o pavimento, cantidad insuficiente para influir en la formación de nubes.
La evaporación influye en la lluvia, pero…
Carbajal expresa que para que el fenómeno del ciclo del agua se pueda producir, es necesario que ocurra en un cuerpo de agua muy grande, como una laguna, un río o en el mar, de manera que constantemente se esté transfiriendo líquido del cuerpo de agua hacia el aire, y así el aire comience a saturarse.
Explica que este fenómeno se puede observar en los charcos de agua, que desaparecen sin necesidad de alcanzar un punto de ebullición. Sino que el charco comienza a calentarse por el sol, y moléculas del agua en la superficie comienzan a pasar al estado gaseoso; al llegar una corriente de aire, las incorpora hacia él hasta que el charco se seca.
¿De qué depende la cantidad de agua que puede observar el aire? Carbajal indica que para esto intervienen dos factores: la presión y la temperatura, también conocido como humedad relativa.
¿Qué factores influyen para que llueva?
“Entre mayor temperatura, mayor cantidad de agua puede absorber el aire, entonces si llega un momento en que empieza a bajar la temperatura, el vapor que estaba retenido en el aire cuando la temperatura era alta ya no puede estar ahí en el aire, y empieza a condensarse, o sea, de estar en estado gaseoso a pasar a estado líquido”, afirma.
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De esta manera se empiezan a formar pequeñísimas gotas de agua, que se van pegando unas con otras hasta formar una gota grande, y es entonces cuando comienza a llover.
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Carbajal concluye que la evaporación del agua no está relacionada directamente con su punto de ebullición, sino con la transferencia de masa de agua hacia el aire. Por lo tanto, tirar agua en patios o calles con la esperanza de formar nubes y provocar lluvias no es una buena idea.
