Doña Felícitas Guzmán Ríos está por cumplir los ochenta deedad, pero definitivamente no los aparenta, su fuerza, dinamismo yganas de divertirse no han envejecido.

Sus manos y cara ya muestran los surcos en la piel, propios delpaso de los años que contrastan con la vivacidad de sus ojosnegros y el andar apresurado por calles o andadores en CiudadMadero.

Nació el 21 de febrero de 1938, por lo que está por festejarlas ochenta primaveras, como ella misma le llama a la edad que leha dado la experiencia y la sabiduría que hoy posee.

Nació en San Luis Potosí, pero asegura que es tamaulipeca, yaque llegó a esta tierra desde que tenía aproximadamente tresmeses de nacida, "aquí he estado desde entonces, tuve a mi familiay hoy me divierto".

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No le duele ninguna articulación y es una diestra bailarina dehuapango en el Club de la Tercera Edad, sacando el polvo a latarima en cada oportunidad de zapatear.

Hace ejercicios y manualidades en sus tiempos libres, "todotrabajo que se me ponga lo sé hacer", dice orgullosa la mujer quecuando saluda aprieta fuerte la mano.

El ímpetu y ganas por seguir siendo productiva la mantienenactualmente desarrollando rebozos para vender, "aprendí con mimadre a deshilar y ahora los estoy haciendo".

Tiene seis hijos, diez nietos y una cantidad de bisnietos que norecuerda con exactitud, pero para cada uno tiene un pedacito decorazón "para que no se peleen".

De pronto doña Felícitas se arranca con la canción "San Juandel Río", de Miguel Aceves Mejía", siguiendo los versos cantadospor Chayito Valdez, que dicen: "Paloma, ¿de donde vienes?, vengode San Juan del Río, cobíjame con tus alas, que ya me muero defrío. Si fuera papel volará, si fuera tinta corriera, si fuerauna estampilla en ese sobre me fuera”.

La menuda mujer suelta un potente grito para rematar lamelodía, presumiendo la potencia de su garganta y el buen estadode su pulmón a sus ya casi ochenta primaveras.

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