Convencida de que su amor por el servicio al prójimo será de gran aporte para vencer cualquier adversidad, prometió a sus hijos no morir en su lucha contra el enemigo público que en este 2020 ha tratado de vencer a la humanidad, el Covid-19.
Se trata de Abril Tamayo Pérez, madre de Hannah, una hermosa niña de 11 años e Inhar, un bebé que el próximo mes llegará a su segundo cumpleaños, a quienes evita abrazar y acercarse durante su estancia en casa, no porque no lo anhele, si no porque el corazón de una madre guarda el más poderoso amor que es capaz de aguantar días y semanas, por ese abrazo especial que durará años.
Abril viste de blanco todos los días, porque es una heroína, una enfermera del Hospital General Regional “Ignacio García Téllez” N°6 del Instituto Mexicano del Seguro Social, IMSS, que extrema su higiene para asegurarse no llevar a su familia, que es su motor de lucha, el virus por el que el mundo entero teme y que ha dejado en ella cicatrices de una guerra que apenas comienza y que para enfrentarla, todos los días al salir de casa se encomienda a la Virgen de Guadalupe, a quien pide fuerza, inteligencia y valentía, para cumplir esa promesa que la mantiene firme en sus reglas extremas de higiene.
“Lo más preocupante es hacerles algún daño a mi familia, por eso trato de no tenerlos tanto conmigo, aunque estoy limpia, principalmente a mi bebé trato de no cargarlo tanto, es difícil pero es necesario, a los dos les expliqué que ya no iba a ser lo mismo, creo que lo más difícil es que mi hija pensó que me iba a morir, ella lloró, no quería que yo fuera a trabajar, todos los días me preguntaba si iba a ir a trabajar, la empecé a notar distraída donde nada más estaba pensando cuando iba a comenzar a cambiar, yo le expliqué que hay que tener los cuidados de lavarse las manos y que todo iba a estar bien, llegó el día en que ella comenzó a leer sobre el tema, porque le dije, lo que importa es que te informes, si uno está bien informado no pasará nada”.
Camina despacio de regreso a casa, cansada de ver cómo una terrible enfermedad puede acabar en horas con una persona que se aferra a la vida, sus marcas de dermatitis alrededor de sus ojos hinchados que reflejan la mirada de una mujer valiente, lo dicen todo, horas de uso de googles, doble guante, careta, cubre cabello y hasta triple cubrebocas n95, han dejado su rostro y cuerpo con marcas, de esas que no duelen, pero gritan “héroe”, ella llega con el uniforme que utiliza debajo de un traje desechable con botas, en el interior del hospital envuelto en una bolsa de plástico dentro de una maleta, la ropa que lleva puesta no es la que utiliza durante su jornada, porque el amor que le tiene a su tierra es tan grande, que toma un baño al finalizar su jornada para evitar todo contagio, posteriormente se cambia con un nuevo uniforme, porque ella está al servicio de quien la pueda necesitar en su camino a casa.
Al llegar le agradece a la Virgen de Guadalupe un día más de labor, se quita los zapatos a las afueras de su hogar y les pone cloro y pinol, a las suelas, aunque no sean los mismos que utiliza en el desarrollo de su trabajo, se quita el uniforme y lo mete a una cubeta con cloro y pinol, igual hace con el uniforme que lleva en su bolso, sus cosas personales como celular y llaves, que ella lleva emplayados los baña en lyson, lava sus manos e ingresa a su casa, descalza y sin ropa, directo a la ducha, sin saludar a nadie, sin abrazar a sus hijos, cuando termina su baño, espera hasta dos horas más, para poder acercarse a ellos, por unos minutos., y todo lo que ella portaba se queda afuera de su casa, de donde nadie sale y nadie entra, todos acatan la ‘cuarentena’ y aunque sus hijos son pequeños, atienden la normativa de lavarse cada hora las manos.
La auxiliar de enfermería ve en su madre enfermera con más de 20 años de servicio a su ejemplo a seguir y en su padre, un médico retirado, le guarda el más profundo agradecimiento de dedicarse a esta profesión, que sin bien implica riesgos, es más grande la satisfacción de servir que la lleva día a día a cuidar con amor y sensibilidad a quien llega al nosocomio.
"Llegar a un caso pandémico no lo pensé, pero ser enfermera es lo que hacemos, brindar atención a las personas, darles esa atención con calidad en un momento difícil de su vida, dejando de lado lo que uno como persona tiene, porque siempre me ha gustado el ayudar, el servir a la gente”, confiesa.
Abril sabe que estará presente en cada cumpleaños de sus hijos al finalizar la pandemia, por la que entrega días y noches al cuidado de los demás, por lo que pide a la población su contribución, cada quien desde su trinchera “el mejor consejo que le puedo dar a la gente es que más vale que digan que uno es exagerado, la enfermedad está, más vale que prevengan a que pase una situación que ya no podrán cambiar, que llegue a fallecer un familiar y que digan, y si hubiera hecho, el hubiera no existe, que hagan el aislamiento en casa y no se expongan, si tienen la oportunidad de hacerlo, que valoren esta oportunidad que tienen de estar con su familia y que se informen de lo que es la enfermedad, porque juntos podemos prevenirla”, dijo para concluir.