#Especial | Voluntariado femenino

Ese es su activismo, apegada a una institución que llegó a su vida después de que sufrió un accidente automovilístico que casi le cuesta la vida.

Trabaja en la compañía de su esposo, es excelente madre, abuelita, le encanta jugar golf, el baile, cantar, pero sobre todo apoyar diversas causas de una manera silenciosa. Es una de esas mujeres que dejan huella por su sensibilidad humana y por su gran corazón.

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SU ENCUENTRO CON CRUZ ROJA

Hace aproximadamente 20 años Juanita de Rodríguez sufrió un accidente automovilístico que casi le cuesta la vida.

“Cuando me recuperé de ese percance comencé a ver la vida de otra manera, a valorar todo lo que tenía, mi familia, mis amigos y por eso amo la vida más”, comenta.

Hace años ella era una dama muy activa socialmente que disfrutaba todas las reuniones a las que era invitada por damas de la sociedad porteña, así fue como la invitaron a ser parte del Comité de Damas Voluntarias de Cruz Roja de Tampico; recordó que al sufrir el accidente quien acudió a su primer auxilio fue una ambulancia de la Cruz Roja y así decidió unirse a esta causa.

“Disfruto mucho poder colaborar con la Cruz Roja y siento que después de mi accidente, yo le debo mucho a esta institución y por eso colaboro con gusto”, dice.

SIETE AÑOS FUE PRESIDENTA

En el año 2008 fue electa presidenta del Comité de Damas, puesto que ocupó hasta el 2015 y desde su presidencia disfrutó de realizar una serie de eventos con la finalidad de obtener recursos para la benemérita institución, como uno de sus eventos más emblemáticos, “El desayuno del sombrero”.

“Este lo comenzó Pinina García cuando era presidenta y yo era la vicepresidenta”, recuerda nuestra entrevistada, quien añadió “ella lo vio en otra ciudad y se le ocurrió hacerlo aquí en Tampico en el año 2007 y los primeros fueron en el restaurante de Claudio Loredo, quien colaboraba siempre con nosotros y desde un principio fueron un éxito”.

SE NUTRE DE CRUZ ROJA

Ella ha asistido a numerosas convenciones de Cruz Roja en ciudades como Chihuahua, Veracruz, Monterrey, Toluca y Guanajuato, “es muy gratificante asistir a este tipo de eventos ya que asisten voluntarias de toda la república mexicana y donde el ADN de todas nosotras se nutre con Cruz Roja”.

Agregó que siempre quiso formar parte de Cruz Roja e incluso llegó a estudiar unos semestres la carrera de Enfermería, pero por azares del destino no la concluyó.

UNO DE SUS HOBBIES: EL GOLF

Ella se inició en este deporte, por inculcárselo a su hijo Juan Marcos, pero con el transcurrir del tiempo se dio cuenta que jugarlo le provocaba una gran paz, relajamiento y, sobre todo, el ver los escenarios verdes es algo que le encanta.

“El practicar este deporte se ha vuelto muy familiar, ya que mi esposo y mis hijos lo practican, sin embargo puedo decir orgullosamente que aunque mi hijo Juan Marcos triunfó en varios torneos, mi nieta Arleth ya ha participado en torneos internacionales y hace meses estuvo en Miami participando en un torneo de niñas menores y donde demostró sus grandes aptitudes para el golf”, añadió.

ORGULLOSA MADRE

Dos de sus cuatro hijos se encuentran felizmente casados y sus otros dos son solteros, Juan Marcos estudia en Monterrey y Quetzalli es una joven muy independiente que fue la precursora de los networkings y la primera mujer presidenta de Jóvenes Coparmex.

“Con ellos me siento muy realizada, porque todos van alcanzando sus metas y gracias también al apoyo de mi esposo Juan, logran sus sueños porque les hemos inculcado que sean personas independientes, trabajadoras, honestas, responsables y tenaces”, dice.

A pesar de los numerosos viajes en México y el extranjero, ella ama su querido Tampico y siempre que llega a la ciudad dice “Ya estoy en mi Tampico Hermoso” y agrega que esta ciudad le encanta y que no la cambia por ninguna.