/ jueves 9 de mayo de 2019

#Especial María Guadalupe: Una historia de esfuerzo

Después de toda una vida en constante movimiento es difícil parar, así es para esta mujer que sigue apoyando a los suyos en lo que necesitan

Como una abuelita hiperactiva se califica a sí misma doña María Guadalupe Treviño Pérez, “somos gente de antes, no podemos detenernos a mirar mucho tiempo, siempre hay algo que hacer”, afirma la madre, abuelita y ahora bisabuelita que a sus 81 años aún tiene fuerza para motivar a los más pequeños de su familia a seguir adelante.

“Mi hija más pequeña, que ahora tiene 48 años, nació el 14 de febrero y mi marido Marcelino Fuentes murió tres meses después en mayo, ya tenía otros 5 hijos y desde entonces tuve que arreglármelas para poder sacar a mi familia, todos mis esfuerzos fueron para que mis hijos pudieran salir adelante”, comenta.

Tal vez muchos pensaron que no iba a poder con mis niños, manifiesta doña María Guadalupe; “pero me empleé en diversos trabajos, en las casas trabajaba en el aseo en las mañanas y en consultorios y en el salón de belleza ‘Carmina’, que estuvo en la calle Colón en el centro de Tampico, por las tardes”.

Doña Guadalupe Treviño vive en la colonia Guadalupe Victoria, “El Golfo”, en la calle “que antes era la Independencia, pero ahora es Zaragoza y para el 14 de agosto, si Dios quiere voy a cumplir los 82 años, mis niños van a cumplir ya el mayor 58 años, uno de 54, unos cuates de 52 años, uno de 50 y la menor de 48, en total son 2 mujeres y 4 hombres”.

Recuerda que su hijo de 10 años tenía en ocasiones que hacerse cargo de sus hermanos en los momentos más difíciles, la más pequeña tenía 3 meses de edad, “aquí en esta misma casa me quedé yo solita con mis niños, la pensión en aquel tiempo, como ahora no alcanzaba y decidí salir a trabajar”.

Somos gente de antes, no podemos detenernos a mirar mucho tiempo, siempre hay algo que hacer

En una época en que no se soñaba aún con la equidad de género y se luchaba por que las mujeres tuvieran opciones para su desarrollo, doña Guadalupe tuvo que ver las posibilidades para que su familia tuviera lo indispensable, logrando con su esfuerzo que ellos a su vez pudieran también encontrar su camino.

Ahora doña María Guadalupe hace familia con varios de sus hijos, ayuda a sus nietos y sus bisnietos en lo que necesitan, “porque no me gusta estar sin hacer nada, me estresa cuando no tengo algo en qué entretenerme, porque mucho tiempo trabajé y uno se queda con eso, de seguir activa”.

Doña María Guadalupe hace familia con varios de sus hijos, ayuda a sus nietos y sus bisnietos en lo que necesitan /Paulo Monsiváis

Actualmente tiene ya 11 nietos y 6 bisnietos, “gracias a Dios, a pesar de todo lo que vivimos, mis hijos me respondieron bien, tenemos nuestra casa y seguimos aquí”, reflexiona, “la vida es esfuerzo para quienes nos toca salir a buscar las oportunidades, pero todo se compensa cuando, gracias a todo ese empeño, las cosas se van acomodando de nuevo”.

“El bien es lento, porque va cuesta arriba”, decía el escritor Alejandro Dumas, una frase que representa al esfuerzo, pero también a cierto sacrificio y la constancia para lograrlo; por eso después de toda una vida en constante movimiento es difícil parar, porque aunque los frutos estén dados el árbol sigue dando sombra.


...la vida es esfuerzo para quienes nos toca salir a buscar las oportunidades, pero todo se compensa cuando, gracias a todo ese empeño, las cosas se van acomodando de nuevodoña María Guadalupe Treviño Pérez


Como una abuelita hiperactiva se califica a sí misma doña María Guadalupe Treviño Pérez, “somos gente de antes, no podemos detenernos a mirar mucho tiempo, siempre hay algo que hacer”, afirma la madre, abuelita y ahora bisabuelita que a sus 81 años aún tiene fuerza para motivar a los más pequeños de su familia a seguir adelante.

“Mi hija más pequeña, que ahora tiene 48 años, nació el 14 de febrero y mi marido Marcelino Fuentes murió tres meses después en mayo, ya tenía otros 5 hijos y desde entonces tuve que arreglármelas para poder sacar a mi familia, todos mis esfuerzos fueron para que mis hijos pudieran salir adelante”, comenta.

Tal vez muchos pensaron que no iba a poder con mis niños, manifiesta doña María Guadalupe; “pero me empleé en diversos trabajos, en las casas trabajaba en el aseo en las mañanas y en consultorios y en el salón de belleza ‘Carmina’, que estuvo en la calle Colón en el centro de Tampico, por las tardes”.

Doña Guadalupe Treviño vive en la colonia Guadalupe Victoria, “El Golfo”, en la calle “que antes era la Independencia, pero ahora es Zaragoza y para el 14 de agosto, si Dios quiere voy a cumplir los 82 años, mis niños van a cumplir ya el mayor 58 años, uno de 54, unos cuates de 52 años, uno de 50 y la menor de 48, en total son 2 mujeres y 4 hombres”.

Recuerda que su hijo de 10 años tenía en ocasiones que hacerse cargo de sus hermanos en los momentos más difíciles, la más pequeña tenía 3 meses de edad, “aquí en esta misma casa me quedé yo solita con mis niños, la pensión en aquel tiempo, como ahora no alcanzaba y decidí salir a trabajar”.

Somos gente de antes, no podemos detenernos a mirar mucho tiempo, siempre hay algo que hacer

En una época en que no se soñaba aún con la equidad de género y se luchaba por que las mujeres tuvieran opciones para su desarrollo, doña Guadalupe tuvo que ver las posibilidades para que su familia tuviera lo indispensable, logrando con su esfuerzo que ellos a su vez pudieran también encontrar su camino.

Ahora doña María Guadalupe hace familia con varios de sus hijos, ayuda a sus nietos y sus bisnietos en lo que necesitan, “porque no me gusta estar sin hacer nada, me estresa cuando no tengo algo en qué entretenerme, porque mucho tiempo trabajé y uno se queda con eso, de seguir activa”.

Doña María Guadalupe hace familia con varios de sus hijos, ayuda a sus nietos y sus bisnietos en lo que necesitan /Paulo Monsiváis

Actualmente tiene ya 11 nietos y 6 bisnietos, “gracias a Dios, a pesar de todo lo que vivimos, mis hijos me respondieron bien, tenemos nuestra casa y seguimos aquí”, reflexiona, “la vida es esfuerzo para quienes nos toca salir a buscar las oportunidades, pero todo se compensa cuando, gracias a todo ese empeño, las cosas se van acomodando de nuevo”.

“El bien es lento, porque va cuesta arriba”, decía el escritor Alejandro Dumas, una frase que representa al esfuerzo, pero también a cierto sacrificio y la constancia para lograrlo; por eso después de toda una vida en constante movimiento es difícil parar, porque aunque los frutos estén dados el árbol sigue dando sombra.


...la vida es esfuerzo para quienes nos toca salir a buscar las oportunidades, pero todo se compensa cuando, gracias a todo ese empeño, las cosas se van acomodando de nuevodoña María Guadalupe Treviño Pérez


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