#Especial Heroínas sin capa; Daniela Lizeth Torres, una mamá de plomo

Desde hace cuatro años decidió enfilarse en la Secretaría de Marina Armada de México (Semar) movida por buscar una mejor vida para sus hijos

Antonio Sosa

  · jueves 9 de mayo de 2019

Poderosas, dueñas de una desarrollada tenacidad, entregadas, incondicionales, ejemplo de formación y sobre todo dedicación con los hijos, son las Súper Mamás.

Verdaderas heroínas sin capa que poseen la peculiaridad de entregarlo todo con la única finalidad de ver realizados a sus retoños, impulsándolos al éxito, y a la par desarrollando diversos trabajos.

Son luchadoras, pescadoras, elementos de Marina, operadoras de maquinaria pesada, ejecutivas y cualquier clase de profesión y oficio, pero sin duda la tarea más demandante es la de ser mamá.

Mañana 10 de mayo celebramos su día, por ello El Sol de Tampico hace un merecido reconocimiento a las “Súper Mamás”, que son arquitectas de las nuevas generaciones, escultoras en cuyas manos recae moldear el porvenir de niños y jóvenes.

Quienes somos adultos sabemos, también, que no hay nada que dé más paz en un momento de tribulación que un abrazo, un beso o la bendición de quien nos dio la vida.

MAMÁ DE PLOMO

Enfundada en su uniforme camuflado como integrante de la Infantería de Marina, Daniela Lizeth Torres Pérez pareciera ser una mujer seria, ruda y quizás un poco insensible, pero apenas comienza a hablar de su labor de madre y de sus dos hijos de manera inmediata la cara se le llena de luz, amor y alegría.

Desde hace cuatro años decidió enfilarse en la Secretaría de Marina Armada de México (Semar) movida por buscar una mejor vida para sus vástagos hoy con 6 y 10 años de edad, quienes asegura son el motor diario para levantarse todos los días y afrontar las jornadas laborales de gran exigencia y determinación.

Ellos están orgullosos de tener una mama héroe, una marino que trabaja salvando y apoyando a la ciudadanía, “me presumen y sin duda es una de las mejores recompensas que puedo tener en la vida, hacer algo que me gusta, darles un mejor porvenir a mis hijos y que ellos me vean como una figura que los inspira”.

Llegó a la Semar por una situación económica desfavorable, pero ha logrado encontrar el gusto por esta Institución, que además de las exigencias que representa en preparación y disciplina representa un doble reto tener que llegar a casa y seguir con las tareas de sus hijos y las labores del hogar que nunca se acaban.