Con sus setenta y cuatro años de edad Doña Graciela Villalón Pecina camina lento, con sus más de medio siglo de trabajo arduo como elaboradora del tradicional zacahuil en Pánuco, con lo que logró sacar adelante a sus ocho hijos, a quienes además heredó su peculiar sazón.
Esta mujer sencilla y de recuerdos vívidos, se inició en la elaboración de este platillo huasteco a los 20 años de edad, ayudando a su hermana Virginia, de quien aprendió la técnica a la que se dedicó el resto de su vida.
Orgullosa narra las vivencias a lo largo de una vida de esfuerzo, con los que sacó adelante a sus ocho hijos cinco mujeres y tres hombres, quienes pese a contar con una carrera profesional decidieron dedicarse a la venta de este delicioso envoltorio.
Personalidades, artistas y políticos, así como ciudadanos de todos los niveles sociales han probado de este platillo, que comienza a elaborar desde las tres de la tarde, para después llevar al horno de piedra, para quedar listo hasta las cinco de la mañana del día siguiente.
Doña Graciela se dice satisfecha de su negocio de Zacahuil, pero sobre todo del legado culinario que ha heredado a las nuevas generaciones que han logrado llevar el sabor de la huasteca a distintos lugares de México y el mundo.