“En el mar la vida es más sabrosa, en el mar te quiero mucho más, con el sol, la luna y las estrellas, en el mar todo es felicidad”, reza la popular canción cubana, pero para don Eduardo Mendoza, quien acumula más de de medio siglo de vivencias como pescador de altamar no siempre es así, pues ha vivido grandes satisfacciones, pero también sinsabores ante la ausencia por muchos días de casa.
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Mientras hace trabajos de mantenimiento en el barco “Tiky”, anclado en el río Pánuco, el motorista responde a la entrevista y dice que a sus 73 años no deja de sentir nostalgia cada vez que zarpa del río Pánuco para navegar a Matamoros o hasta la Sonda de Campeche, pues atrás deja su esposa, sus cuatro hijos y doce nietos.
Sin embargo, da gracias a Dios pues dice que la pesca de camarón café le brinda oportunidad de permanecer productivo, ganar dinero y hacer de lado los achaques propios de la edad.
En el taller del sector El Moralillo la actividad no para y a escasos días de salir a la mar, los hombres de otros pesqueros, jalan, raspan, soldan, restauran redes para que todo esté listo para emprender el primer viaje de la “corrida” septiembre-mayo, con la esperanza de regresar con las bodegas repletas de la deseada y suculenta especie.
Todos tienen prisa y eso mismo sucede con don Eduardo, que tras varias insistencias aceptó responder a las preguntas sobre su tarea como pescador, trabajo al que considera difícil y de alto riesgo, al estar expuestos a la furia de la naturaleza y el reclamo de gran esfuerzo para pescar y ganar dinero para llevar a casa.
Las travesías son largas y aunque la primera de la “corrida” regularmente es de 25 días o un mes, hay que buscar la mejor cosecha y navegar a veces hasta Matamoros y cuando el recurso se agota ir a la caza hasta Campeche o Quintana Roo.
“Los ingresos pueden llegar hasta los 30 mil pesos por viaje y uno regresa contento, pero son muchos días de estar ausente de casa y lejos de la familia, la que después se acostumbra a que uno no permanezca cerca” refirió.
ACOMPAÑADOS POR LA SOLEDAD
Para Eleazar Santos, de 61 años, quien vive en Tamós, Veracruz, el empleo de motorista desde hace tres décadas le ha hecho distanciarse de su familia radicada en Tabasco.
Es desde los 12 años pescador, oficio heredado por su padre, que laboraba en agua dulce. Dice que no le pesa salir a la mar, porque ya está acostumbrado y después de todo lo que más le preocupa es regresar a puerto sin pesca.
“La situación es muy dura, hay poco producto y eso nos estresa, pero ya estamos acostumbrados y estamos casi listos para hacernos nuevamente a la mar, en busca de la mejor cosecha del marisco, preferido entre las familias mexicanos, pero también en los restaurantes gourmet” dijo.
Con la piel curtida por los más de 40 años en la pesca, asegura que antes de partir, reza al topoderoso para que permita buenas cosechas y regresar contento con dinero a casa.
En Tampico, existe una población de más dos mil pescadores de mar, que reciben contratos de trabajo temporal por los dueños, también llamados armadores, de las 182 navíos que componen la flota mayor de altamar.
RETRASAN SALIDA DE LA FLOTA CAMARONERA
La flota pesquera de Tampico, así como de los estados de Veracruz, Tabasco, Campeche y Quintana Roo no saldrán a la mar el próximo 15 de septiembre, cuando comienza la “corrida” de camarón, al considerar los armadores que no existen condiciones de rentabilidad por la cancelación de apoyos federales, el alto precio del diésel marino y la baja producción de la especie anticipada por biólogos de Instituto Nacional de Pesca (Inapesca).
El presidente de la Cámara Nacional de las Industrias Pesquera y Acuícola (Canainpesca) en Tamaulipas, Miller Alexander Longoria, anunció la medida y aseguró que alrededor de 300 embarcaciones quedarán en los puertos del Golfo de México, poniendo en riesgo la permanencia de la industria, así como de más de cuatro mil empleos directos y muchos más indirectos en los rubros de procesamiento, industrialización y prestación de servicios.
Este hecho histórico, no es un paro o acto de capricho, sino consecuencia que los empresarios carecen de capacidad económica para trabajar, una vez que el gobierno federal determinó suspender la totalidad del estímulo fiscal en el costo del diesel marino, que otorgaba cierta solvencia al sector, aclaró el empresario.
Los apoyos que recibían de la Secretaría de Hacienda y Conapesca consistían en 6 a 8 pesos de apoyos en el precio del combustible, que actualmente alcanza los 20 pesos y que son indispensables para el sector que ha sufrido por años la consecuencia por el abandono en investigación marina, la falta de reordenamiento pesquero y un verdadero combate al furtivismo con tareas efectivas de inspección y vigilancia.
Esos tres factores ayudarían a mejorar la sostenibilidad y producción de la especie en altamar, mejorarían la rentabilidad de la pesca, haciendo innecesario que el gobierno destine apoyos, pero desde hace muchos sexenios la Federación ha omitido acatar la ley añadió.
Lamentó que las gestiones de Canainpesca no hayan sido escuchadas y el gremio permanezca paralizado por decisiones incorrectas “no podemos salir a pescar, los viajes de investigación pesquera a cargo de Inapesca muestran tallas pequeñas y baja producción, que no dan para pagar 900 mil pesos de combustibles".