El inmueble donde cientos de tampiqueños vieron por primera vez la luz, permanece apagado, igual que el intento del gobierno y de la iniciativa privada de rescatarlo.
Se encuentra en el olvido pese a su imponente arquitectura de estilo art déco, que integra algunos elementos marinos que asemejan al exterior de un barco, su majestuosidad en el acceso al centro de Tampico está opacada.
La falta de mantenimiento ha causado daños importantes en su fachada, lo que lo ha convertido en un riesgo para todo el que circula por la acera, principalmente en las calles Altamira, Dr. Alfonso G. Alarcón y Dr. Carlos Canseco, al caer pedazos de la vetusta estructura.
RESCATE QUE NO LLEGA
Durante los últimos años las autoridades municipales, estatales y empresarios han gestado algunos proyectos para reactivarlo pero ninguna ha llegado a puerto firme y se han quedado en meras intenciones.
El más conocido fue el que proponía hacerlo sede de dependencias correspondientes a los tres niveles de gobierno, instaurar un pequeño museo en la parte superior y un área de cafetería en la azotea, esto debido a la hermosa vista hacía el río Pánuco que posee.
Pero de todas esas ideas aún no se ven resultados, lo único que se observa a simple vista son las advertencias que Protección Civil ha colocado para alejar a los peatones ante los posibles desprendimientos de partes de la fachada.
“Se pensaba bajar fondos de Conaculta -Consejo Nacional para la Cultura y las Artes- para preservar la arquitectura y meter cuestiones relacionadas al arte, se querían bajar recursos porque el edificio estructuralmente es muy aprovechable en más del 70%”, comentó a El Sol de Tampico el expresidente del Colegio de Arquitectos del Sur de Tamaulipas, Raúl Martínez del Campo.
El especialista señala que los daños que presenta el inmueble no son estructurales, remarca que lo que ha acabado con el edificio ha sido la falta de mantenimiento, “tiene más de 70 años y en general su estructura es muy aceptable”.
Continuó que: “posiblemente sea el último piso el más afectado por la humedad. Dentro de uno de los proyectos para su rescate se hizo una revisión y los entrepisos y paredes están bien; obviamente la cancelería, instalaciones hidrosanitarias y lo eléctrico no, eso sí se tendría que cambiar en su totalidad”.
En este sentido, el arquitecto remarcó que lo más lucidor de la gran obra ubicada sobre la calle Altamira es el área sur de la planta alta, “en una ocasión alguien le puso pasto y reflectores y eso lo cambio: con algo tan sencillo y económico dejó de verse como un edificio apagado y abandonado, hasta revivió”.
VIABLE RESTAURARLO
Respecto a la inversión que se necesitaría para su reparación, menciona que por su ubicación y dimensión resultaría más barato restaurarlo que demolerlo para construir uno nuevo, “va ser muy difícil que te gastes más en darle un mantenimiento para hacerlo operable a construir uno así desde cero; considero que sí es redituable por sus características”.
Añade que a esto se suma la posibilidad de ya no pagar renta por oficinas de diversas dependencias, “si quieren ver el ahorro pues se ahorraría la renta de la fiscal, el campanario, dependencias inclusive federales y el mismo registro civil, todas esas pudieran estar concentradas en este lugar”.
Sin embargo, al igual que la sede del antiguo hospital, esta iniciativa también se apagó; la polémica que surgió ante la propuesta de un grupo de empresarios que consideraban más viable derrumbarlo para hacer un centro comercial que rescatarlo ocasionó que, poco a poco, la idea de su reactivación dejara de ser prioridad.
El antiguo hospital general de Tampico hoy vive su ocaso, sigue deteriorándose lentamente en la espera de saber si alguien retomará el proyecto de su rescate o, con base en la forma de una embarcación, siguen permitiendo que naufrague en la indolencia.